Para el Hospital Covid, la Caja de Seguro Social (CSS) no solo aceptó equipos médicos al doble de su precio en el mercado local de parte de Constructora Riga Services, sino que en muchos casos fueron desmejoradas sus especificaciones técnicas.
Así lo comprobó La Prensa al comparar las fichas homologadas que se requirieron en su momento a FCC –la anterior constructora de la Ciudad Hospitalaria– con las de la fase uno de esta ciudad, llamado Hospital Covid.
Se aceptaron mobiliarios que no tienen aval o ficha técnica. Originalmente, las camas manuales tenían que ser avanzadas, pero se entregaron 220 básicas de adulto, sin ficha técnica y a más de $3 mil, cuando se consiguen en menos de $2 mil en empresas especializadas.
Esta obra cuesta a los ciudadanos $23.7 millones.
Hospital Covid, opacado por la falta de transparencia
En enero de este año, pocos días después de ser inaugurada la primera fase de la Ciudad de la Salud –destinada a pacientes en estado grave o moderado de la Covid-19– las redes sociales se inundaron con videos de camas hospitalarias que eran retiradas de sus recién inauguradas salas.

Para despejar dudas sobre posibles irregularidades, la Caja de Seguro Social (CSS) –propietaria de este complejo– organizó un recorrido por las instalaciones para los medios de comunicación. Pero las dudas apenas se asomaban.
La adecuación de las nuevas salas hospitalarias para recibir hasta 300 pacientes estuvo a cargo de Constructora Riga Services, S.A., a la que la CSS le adjudicó, además, el equipamiento médico y hasta el mobiliario no médico, mediante procedimiento especial de adquisiciones de emergencia, a un costo de $23.7 millones.
Pese a que la inauguración de estas salas fue objeto de publicidad gubernamental, ni la CSS ni Riga Services accedieron a entregar a La Prensa la lista de las marcas y modelos de los equipos recién adquiridos.
No obstante, La Prensa revisó algunos de los precios de los equipos médicos entregados por Riga Services a la CSS, que aparecen en documentos publicados en PanamáCompra.
Tomando como referencia poco más de una decena de ellos, este medio encontró que los precios estaban muy por encima del promedio, no solo del mercado, sino del precio que ha pagado la propia CSS en licitaciones anteriores. (Ver entrega anterior: Hospital Covid, víctima de la pandemia de los sobreprecios).
En el portal de compras públicas, la CSS divulgó las especificaciones técnicas de los trabajos, planos de referencia de los sistemas a adecuar, de los equipos y mobiliario, pero su enlace expiró y, pese a que este medio los solicitó, la CSS no los facilitó. Lo único que entregó a La Prensa fue la lista de fichas técnicas de los equipos adquiridos. Este medio las comparó con las fichas homologadas para el proveedor original de la obra: FCC.
La Prensa descubrió cambios en estas fichas. Consultada la CSS sobre ello, sus voceros dijeron que solo fueron en ocho productos. No obstante, La Prensa comparó la lista entregada por la CSS con las homologadas para FCC y encontró que no eran ocho, sino más. Los hallazgos son significativos, pues La Prensa elaboró solo un pequeño muestreo. La CSS no explicó la razón de ello.

Las fichas técnicas contienen la descripción de propiedades y características esenciales de un producto para la salud humana. Además, información relativa a la composición, estructura y funcionamiento y otros aspectos relacionados con la seguridad, estándares de calidad y requisitos de instalación que deben cumplir estos productos.
Las fichas deben ser aprobadas por el Comité Técnico Nacional Interinstitucional (CTNI), mediante el procedimiento de homologación.
Las probabilidades de encontrar muchos más cambios en las fichas técnicas son altas, ya que en la sección de preguntas del pliego de cargos, la CSS indicó que se aceptarían equipos médicos “con ficha técnica igual o diferente” a la publicada en la lista de equipos.
La entidad aceptó que los equipos que no cumplieran con la ficha técnica de la licitación fueran sometidos al CTNI. La Prensa solicitó estos documentos, pero tampoco fueron entregados.
Estos cambios han traído como consecuencia que, a fin de entregar el Hospital Covid en 30 días, se aceptaran productos y equipos significativamente onerosos y con especificaciones técnicas distintas a las homologadas para la Ciudad Hospitalaria en el proyecto original con FCC.
Algunos ejemplos
En el caso de uno de los modelos de ventiladores mecánicos no invasivos, por ejemplo, Riga Services vendió 25 unidades (con la ficha No. 103933) de una empresa no avalada por el Ministerio de Salud, según información oficial. Estos equipos se utilizarán tras la pandemia para cirugías cardiovasculares, dijo en una entrevista pasada el director de la CSS, Enrique Lau Cortés. Pero su utilidad estaría en entredicho.

En el caso de las 303 camas suministradas, 220 son manuales y 83 son eléctricas. Las primeras debían ser “manuales avanzadas”, pero la entidad cambió la ficha y aceptó otras cuya descripción indica “cama manual básica para adulto”.
Riga las vendió a $3,440 la unidad, precio muy superior al valor de mercado, que no excede de los $2 mil. Además, Riga Services, según fichas técnicas del Ministerio de Salud, no está registrada para proveer estas camas.
Riga también fue el proveedor directo de lavapaletas, carro para transportar enseres y otros equipos, según la CSS, pero en el catálogo del Ministerio de Salud –una vez más– la compañía no tiene aval técnico para vender mobiliario médico.
En el caso de las torres de gases cielíticas –desde las cuales se provee corriente y gases a los equipos médicos que usan los pacientes en unidades de cuidados intensivos– estas debían tener capacidad para girar en torno al paciente hasta 300 grados.
Pero esta especificación no fue solicitada, aseguró Ricardo Gardellini, representante legal de Construcciones Riga Services, S.A., proveedor de estos equipos.
En consecuencia, su empresa entregó torres fijas, que en este caso –según conocedores de equipos hospitalarios– no cumplen debidamente su función.
El empresario afirmó que “el pliego no especificaba qué tipo de torres” eran las requeridas, aunque reconoció que en la obra original estaban planteadas torres giratorias.
No obstante, “por el poco tiempo de la obra, no se pudo conseguir [las torres giratorias] porque no existía en stock y, debido a la urgencia con que el país necesitaba estas camas en funcionamiento, se entregó una torre totalmente funcional”, dijo, refiriéndose a las no giratorias.
Debido a que no entregó las especificadas en la obra, la CSS obtuvo un crédito de más de $200 mil, se justificó Gardellini.
Riga también vendió 82 monitores de signos vitales invasivos y no invasivos para cuidados intensivos modular para adultos y niños, en $31 mil 992. Pero la CSS lo adquirió en $10 mil menos en junio pasado. Y en el mercado local se pueden obtener a precios que oscilan entre $15 mil y $25 mil, dependiendo de sus características.
Otro ejemplo es el de los termómetros digitales timpánicos infrarrojos y con pantalla LCD. En compras anteriores, la CSS puso como precio de referencia $95, pero no tuvo miramientos para comprarlos a Riga Services en diciembre pasado a $515.31 la unidad. Menos de 45 días antes, Riga los había ofrecido a $379 la unidad.
El constructor y proveedor original dela Ciudad de la Salud –FCC– los adquiriría a $81.90 cada uno, de la empresa Med Shop. Según la CSS, este equipo lo compró Riga Services a la empresa Medical Depot. La Prensa llamó a esta compañía y preguntó cuánto costarían los termómetros de la ficha técnica No. 106512. Respuesta: entre $260 y $280, pero, por tratarse de 10, el precio lo reducirían a $245. Riga Services vendió 12 por casi el doble de su precio en el mercado local.
Para dotar de equipos médicos a estas salas se destinaron $11.3 millones o el 47% del valor total de $23.7 millones de la licitación. El resto sería para adecuaciones, como rampas, aceras, zócalos viales, etc., más mobiliario administrativo y no médico.
Expertos en salud pública, como el doctor y consultor internacional Rigoberto Centeno, así como empresarios del sector consultados por este medio, coincidieron en que para un hospital de tercer nivel –como en este caso– el costo suele distribuirse en 60% para infraestructura y 40% para equipos médicos.
El alto precio de esta licitación podría deberse a que se trata de un proyecto llave en mano, en el que el constructor debe proveer con sus recursos las adecuaciones físicas, mobiliario y equipo médico que compra a otras compañías, comentaron algunos empresarios, lo que -según ellos- podría limitar la participación de otros oferentes.
Más tiempo
Para la Cámara Panameña de la Construcción (Capac), este tipo de contratos –todo incluido– cumple un principio aceptable de contratación y administración, ya que, a través de un solo ente, se facilita el trámite de la obra. Su cuestionamiento se enfoca en el poco tiempo que dan las autoridades de la mesa conjunta Minsa-CSS para preparar las propuestas de obras millonarias.
“Con tiempo, más empresas participarían. En el caso de la Ciudad de la Salud, dieron tan solo cinco días para poderla calcular, y eso es muy poco tiempo para poderla evacuar”, subrayó Jorge Lara, presidente de la Capac. A su juicio, se deberían hacer las convocatorias con, por lo menos, 30 días de anticipación, para que se presenten varias ofertas, sean más competitivas para el Estado y reducir el riesgo de encarecer las obras estatales, añadió.
Y de hecho, en su momento, la Capac advirtió que el pliego de cargos de esta licitación era restrictivo.
Según PanamáCompra, la primera convocatoria para adecuar este hospital se hizo el pasado 15 de octubre. La apertura de ofertas fue el 21 de octubre, para entregar la obra en 30 días, con tres turnos diarios de ocho horas.
Pero en vista de que una sola empresa se presentó –Constructora Riga Services, S.A.–, el 30 de noviembre, la CSS avisó de una segunda invitación para presentar ofertas el 7 de diciembre. El ganador fue el mismo oferente: Riga, que redujo su oferta original de $24.2 millones a $23.7 millones.
¿Quién es Riga Services?
Su representante legal, Ricardo Gardellini, la describe como “socialmente responsable, 100% panameña, con más de 32 años de trayectoria (iniciamos a contratar con el Estado desde el gobierno presidido por el presidente [Guillermo] Endara y hemos trabajado ininterrumpidamente con el Estado hasta la fecha); 0% de siniestralidad, 100% de cumplimiento con colaboradores, proveedores y clientes, toda obra que hemos iniciado la hemos terminado a satisfacción del cliente”.

La empresa construye el nuevo Hospital en Almirante, en Bocas del Toro. Constructora Nova ganó originalmente la licitación –de $41.5 millones– en 2015, pero en junio de 2019 la CSS le cedió la orden de proceder a Constructora Riga Services, tras un acuerdo con Nova, según documentos de PanamáCompra. El contrato consistió en demoler las viejas instalaciones y diseñar y equipar el hospital de 34 camas.
En Isla Colón –en la misma provincia– el Minsa construyó un hospital de 40 camas a un costo de $24 millones, es decir, la mitad del costo por cama que el de Almirante.
En febrero de 2020, el director de la CSS negoció con Gardellini anexar 20 camas en un espacio abierto del Hospital Almirante, para un total de 50, obra que debe entregarse el próximo año.
El costo de esta obra ha sido cuestionado por considerarse uno de los hospitales rurales más caros del país.
Riga Services fue donante de la campaña electoral del hoy diputado Javier Sucre, hermano del ministro de Salud, Luis Francisco Sucre. La empresa también participó en el programa “Techos de esperanza” y de viviendas para personas de escasos recursos en el gobierno pasado.
En la presente administración, ha obtenido obras millonarias, como la construcción de centros deportivos, sistemas de acueductos, centros de salud y rehabilitación de caminos de producción.
La Prensa ha tratado de obtener la versión de la CSS en el tema del Hospital Covid. La jefatura de prensa de la CSS dio respuestas parciales a un cuestionario enviado el 9 de febrero, pero desde el 2 de marzo –cuando se enviaron las últimas preguntas– no ha habido respuesta, pese a múltiples recordatorios por todas las vías posibles.
