Gerardo Solís, el contralor general de la República, aseguró que “la Contraloría trabaja, y trabaja mucho”. Lo dijo en el pleno de la Asamblea Nacional, ante los diputados que lo escogieron para el cargo el 13 de agosto de 2019.
Elogios para el manejo gubernamental de la pandemia por la Covid-19, críticas a la gestión anterior, y defensa a su política de fiscalización fueron parte de los ejes centrales de su informe.
Habló durante más de una hora, en la que también justificó el aumento de la planilla estatal, y la actuación de la Contraloría con relación a casi una docena de escándalos relacionados principalmente con compras estatales, en medio de la crisis sanitaria.
Gobiernos locales
No mencionó los refrendos de dinero público en concepto de transferencias de descentralización a favor de juntas comunales que controlan representantes del oficialista Partido Revolucionario Democrático (PRD), partido al que perteneció, y al que intentó representar para la contienda presidencial del 2019.
Entre junio y agosto de 2021, la Contraloría refrendó transferencias de la Autoridad Nacional de Descentralización a favor de juntas comunales y municipios por un monto total de $25.5 millones. La ciudadanía ha exigido más fiscalización en el uso de estos fondos.
Al momento de hablar de los altos montos asignados a movilización y gastos de representación para las autoridades de los gobiernos locales, el contralor se despojó de responsabilidad. “Debe quedar claro, la Contraloría es un ente autónomo, imparcial, objetivo... La Ley faculta a los alcaldes para actuar como lo han hecho... Hay que respetar la ley”, dijo.
Sin embargo, la propia Constitución faculta al contralor para presentar demandas ante la Corte contra normas que afecten patrimonios públicos. “La ley la hacen ustedes”, le dijo a los diputados miembros de la Asamblea, para quienes también tuvo guiños. “La Asamblea tiene derecho a tener trabajadores comunitarios”, manifestó. Avalando de esta manera las millonarias y opacas planillas de los diputados. Muchas de estas personas son las denominadas botellas: cobran salario pero no trabajan. El excontralor Federico Humbert demandó ante la Corte a varios diputados por estas prácticas.
Se refirió al aumento de la planilla estatal, y sostuvo que el incremento monetario en la misma se da “por razón de leyes especiales que reivindican ajustes salariales”. Agregó que el Estado es “el mayor empleador del país y es natural que aumente el monto”. A la fecha, hay 290 mil 776 funcionarios públicos y el costo de la planilla mensual se eleva a $528 millones mensuales.
Sin escándalos
Solís dedicó toda una sección de su discurso a los “escándalos”. En las Naviferias (repartición jamones), la intención de comprar ventiladores con supuesto sobreprecio por parte de la Presidencia, y el proceso de compra de mascarillas por la propia Asamblea Nacional, aseguró “no hubo perjuicio económico”. Dedicó varios minutos a exponer sobre su trabajo en el refrendo del pago por la construcción del Hospital Modular. Personal de fiscalización de la Contraloría, según expuso Solís, trabajó más de mil 200 horas hombre para revisar el procedimiento.
Al momento de hablar de la auditoría al contrato entre el Estado y Panamá Ports Company fue enfático, enérgico, y alzaba la voz para defender a la compañía. “La empresa sí cumplió con el contrato”, repitió Solís, una y otra vez. “Yo sé que este es un tema que tiene pasiones políticas y empresariales”, manifestó después de exponer su opinión sobre las opciones que tenía el Estado en este caso.
En repetidos casos fue directo sobre su análisis jurídico y político de los temas. Manifestó estar en “desacuerdo” con el Procurador General de la Administración, Rigoberto González, en cuanto a procesos administrativos llevados a cabo durante su gestión.
Cuando ya cumplía hora y media en el podio del pleno, el diputado independiente, Juan Diego Vásquez, pidió la palabra y se refirió al “monólogo” del contralor. “El ha venido a hacer un informe”, dijo Vásquez, y preguntó si se les entregaría un documento con la información pertinente. También pidió detalle de cuánto tiempo más tardaría en exponer, pues los diputados debían poder cuestionarlo.
Luego de que Solís cerró su discurso, el presidente de la Asamblea, Crispiano Adames, le agradeció por su participación. “Ojalá todos lo hicieran así”, manifestó. Sin embargo tomó la decisión de declarar un receso y volver a citar a Solís para poder “cuestionarlo” sobre el informe presentado.
Este fue el balance que hizo el diputado Vásquez de la participación de Solís: “Una vergüenza que el Contralor no acepte cuestionamientos de la Asamblea luego de su ensayado discurso de defensa al gobierno. Vino a defender la corrupción, las licencias con sueldo, a PPC, el hospital modular y a aplaudir que le aprobaran la ley para que no lo investiguen”.