“Por mí, no tiene refrendo. Y no lo he recibido yo para refrendo aún de la institución que sea”, así contestó el contralor general de la República, Gerardo Solís, por mensaje de texto, a las preguntas de La Prensa sobre los 32 ventiladores mecánicos, entregados con múltiples fallas, la pantalla rota y tarjetas dañadas, en cuatro hospitales, de manufactura de 2013–2014 y a precios elevados.
Se trata de parte de una orden de compra emitida por la Presidencia de la República, a favor de Primo Medical Group Corp., para adquirir 53 ventiladores por un costo $2.3 millones, por lo que el valor promedio de cada ventilador para atender la Covid-19 fue de $43,400.
La reacción de Solís se sumó a la del presidente de la República, Laurentino Cortizo, quien dijo que había solicitado un informe de estos equipos, tras ser cuestionado sobre una publicación de La Prensa, en una actividad.
La compra es investigada de oficio por la Fiscalía Anticorrupción.
La investigación de La Prensa y el medio digital venezolano Armando.info, reveló que los ventiladores estuvieron “mucho tiempo en bodega”, antes de ser distribuidos por Primo Medical Group Corp., sociedad que tiene como directivos a los hermanos venezolanos Bogarín Rangel. Primo Medical Group Corp. vendió los equipos marca Dräger sin estar autorizada por el fabricante; tampoco tiene aval para la venta de equipos para cuidados intensivos.
La empresa venezolana Continental Médica, que sí está autorizada para vender los productos de Dräger, es liderada por los tíos de los Bogarín Rangel. Anteriormente, Continental Médica ofreció a varias clínicas de Venezuela los ventiladores de la misma marca, pero de manufactura de 2012, por lo que fueron rechazados por considerarse obsoletos.
El personal de Biomédica que recibió estos equipos advirtió a la entonces ministra de Salud, Rosario Turner, que el equipo adquirido tenía el software desactualizado, no contaba con compresores y humidificadores; tenía carencias de válvulas para entubar, y no contaba con filtros antibacteriales de alta eficiencia, sin los cuales los ventiladores no se pueden usar. Con algunos aparatos “no se tiene la certeza de qué mecanismos utilizan para evitar que el aire exhalado no lleve partículas al exterior”, se afirma en las notas de los funcionarios de Biomédica.
El Ministerio de Salud evitó contestar si todos los daños fueron subsanados.