Comienzan las manifestaciones contra la policía, la tercera jornada tras dos días de furia, y un uniformado con protecciones en cuello y piernas custodia un puesto policial en Bogotá. “No demoran en llegar”, se resigna mientras los jóvenes avanzan.
A pocos metros, Camilo Medina, un músico de 20 años, arenga a un grupo de jóvenes que marcha contra la brutalidad de la policía, que el miércoles mató a un hombre y desencadenó la jornada más violenta que se recuerde en la capital colombiana en décadas.
“Uno no sabe a quién tenerle más miedo, si a la policía o al ladrón”, dice a la AFP Medina.
Desde que estallaron las manifestaciones por el homicidio bajo investigación de Javier Ordóñez, un hombre de 43 años sometido a un castigo que incluyó repetidas descargas con un arma eléctrica, 13 civiles han muerto, 10 de ellos en Bogotá.
La mayoría, muchachos como Camilo que recibieron disparos. “Ha sido una auténtica masacre de jóvenes”, afirmó la alcaldesa Claudia López, opositora del gobierno.
Otras 72 personas han resultado heridas con proyectiles y al menos 49 puestos de policía han sido vandalizados por manifestantes.
“He visto todo el tiempo agresiones. En [el barrio de] Villa Luz la policía le estaba disparando a la gente desarmada”, coincide un docente de 26 años que protesta junto a Medina, pero prefiere no dar su nombre a la AFP por miedo a represalias.
Lo que comenzó con una expresión de rabia por los excesos de la fuerza pública tuvo una reacción insospechada.
Agentes uniformados o de paisano dispararon “indiscriminadamente en diferentes barrios”, en acciones que quedaron grabadas en hora y media de video, dijo López.
Según la alcaldesa, entregó las grabaciones al presidente Iván Duque, junto a “119 denuncias documentadas” de agresión, abuso o de disparos hechos por la policía.