El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo no haber visto aún evidencia de que el opositor ruso Alexei Navalni haya sido envenenado, aunque agregó no tener motivos para dudar de Berlín, que afirma tener “pruebas inequívocas”.
“No sé exactamente qué pasó. Creo que es trágico, es terrible, no debería suceder”, dijo Trump en rueda de prensa. “No hemos tenido ninguna prueba todavía”, señaló, al tiempo que prometió que Estados Unidos examinará de manera muy seria este tema.
Alemania exigió esta semana cuentas a Rusia, dirigida por Vladimir Putin, por el envenenamiento de Navalni, después de que un laboratorio militar alemán, en consulta con el hospital de la Charité -donde está internado el líder opositor-, hallara evidencias de que Navalni fue envenenado con Novichok, un agente químico nervioso.
La canciller alemana, Angela Merkel, ha dicho que este caso “plantea cuestiones muy serias que solo Rusia puede y debe responder”.
De inmediato, el Kremlin afirmó querer colaborar. “Estamos dispuestos e interesados en cooperar enteramente y a intercambiar informaciones sobre este tema con Alemania”, aseguró el portavoz del Kremlim, Dimitri Peskov, citado por la agencia pública de prensa RIA Novosti.
La Unión Europea también se pronunció. “Este es un acto despreciable y cobarde”, reaccionó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
El Reino Unido ha dicho que Rusia “debe decir la verdad” y consideró “absolutamente inaceptable” el uso de un “arma química prohibida”, dijo el jefe de la diplomacia británica Dominic Raab.
El pasado 22 de agosto, médicos rusos que atendían a Navalny, el principal opositor de Putin, en un hospital en Siberia, autorizaron su traslado a Alemania para recibir tratamiento médico, tal como reclamaban su familia y allegados.