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Un año de pandemia en Panamá; 345 mil 236 casos y 5 mil 934 muertes

Un año de pandemia en Panamá; 345 mil  236 casos y 5 mil  934 muertes
En Panamá, la historia cambió en horas de la noche de ese 9 de marzo de 2020, cuando en rueda de prensa la ahora exministra de Salud Rosario Turner anunció el primer caso de la Covid-19.


Panamá cumple hoy un año desde que se detectó el primer caso del coronavirus SARS-CoV-2, y después de un mes de diciembre difícil, en la actualidad el país experimenta un declive significativo en la cantidad de contagios, a la par de un programa de vacunación en marcha.

Científicos que siguen de cerca la pandemia por la enfermedad Covid-19 indican que lo bueno de toda esta crisis fue la unión en la búsqueda de una solución y contar con la vacuna en menos de un año; mientras que lo malo fue la toma de decisiones sin sustento científico.

Un año después de la pandemia en Panamá: lo bueno y lo malo

Más de 340 mil casos de la enfermedad Covid-19 y cerca de 6 mil muertes; empresas cerradas y contratos suspendidos y, por ende, un mayor desempleo, son algunas de las consecuencias de la pandemia en Panamá, un año después del primer caso.

Para el 9 de marzo de 2020, la vida en Panamá era normal y la propagación del coronavirus SARS-CoV-2 —que surgió en China— era vista en varios países del mundo con recelo.

En Panamá, la historia cambió en horas de la noche de ese 9 de marzo, cuando en rueda de prensa la ahora exministra de Salud Rosario Turner anunció el primer caso de la Covid-19 en una mujer de 40 años que había llegado el 8 de marzo, procedente de España.

La situación se complicó cuando al día siguiente (10 de marzo) el Ministerio de Salud informó de la primera víctima fatal por la Covid-19: el director del Colegio Monseñor Francisco Beckman, un hombre de 64 años que padecía diabetes y neumonía.

Un año de pandemia en Panamá; 345 mil  236 casos y 5 mil  934 muertes

Esta muerte se originó antes de que se confirmara el primer caso en el país; fue la primera en la región de Centroamérica y la segunda en América Latina, ya que la primera se registró en Argentina, según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

La razón de este deceso antes de que se detectaran los casos es que ya existía una circulación oculta del SARS-CoV-2.

Así lo confirmó el estudio Dinámica de transmisión temprana, diseminación y caracterización genómica del SARS-CoV-2 en Panamá, elaborado por científicos del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud, en donde se detalla que el virus llegó a mediados de febrero.

Además, muestra que en Panamá una cepa originó una transmisión críptica (oculta) por al menos 2 a 3 semanas antes de ser detectada por el sistema de vigilancia epidemiológica.

Desde la confirmación del primer caso los contagios diarios fueron en aumento. De hecho, Panamá es el segundo país de América con más alta incidencia después de Estados Unidos, con 7 mil 854 casos acumulados por cada 100 mil habitantes, y a su vez está por encima de la tasa promedio para la región, de 4 mil 750, según el informe del pasado 24 de febrero de la OPS.

Ciencia, la protagonista

Científicos, epidemiólogos e infectólogos coinciden en que 2020 fue un año en el que la ciencia fue la gran protagonista de la pandemia, mientras que la economía, la educación y la sociedad en general, las mayores víctimas. A la par, la mayor decepción de ese período fue la toma de decisiones fundamentadas en intereses políticos y no por el bien mayor del ciudadano.

Ivonne Torres Atencio, una de las científicas panameñas que dejó constancia —en la revista Nature— sobre el uso en Panamá de la hidroxicloroquina y la ivermectina en pacientes con la enfermedad Covid-19, a pesar de la falta de datos sobre la eficacia de ambos fármacos, manifestó que lo bueno de esta crisis sanitaria es que la comunidad científica se unió para aportar todo su conocimiento y hacer frente a una situación que nadie sabía cómo iba a resultar.

Añadió que lo malo fueron las decisiones basadas en politiquería y no en evidencia científica. Aún no puedo creer, indicó, que por encima de la evidencia nuestras autoridades sanitarias continúen con el uso de medicamentos no aprobados y encima no escuchen a las asociaciones científicas.

La científica calificó como lo peor la falta de solidaridad, las noticias falsas, el irrespeto a los galenos y científicos, el uso de plataformas mediáticas para difundir de manera errónea información tendiente a causar miedo y angustia y, además, el mal uso de las redes sociales. Y, no menos importante, el olvido de las personas realmente vulnerables, apuntó.

Vacunas y tecnología

Arturo Rebollón, epidemiólogo y especialista en salud pública, añadió que un aspecto bueno de la pandemia es que Panamá forma parte de estudios de vacunas que beneficiarán a la población.

Indicó que se impulsó la digitalización a través de las transacciones electrónicas, la transferencia monetaria a través de la cédula, y el uso de la geolocalización de una forma más activa.

Subrayó el gran esfuerzo que realizaron los profesionales de la salud que debieron sacrificar mucho tiempo propio para poder estar en la primera línea de atención.

El epidemiólogo acotó que la pandemia demostró lo débil que es el sistema de salud panameño, que con un virus respiratorio puede colapsar todo.

Para Rebollón, lo peor de la pandemia es la cantidad de muertes que registra el país. “Si por cada muerto que tenemos afectan directamente a cinco personas de sus familias estamos hablando que han sido impactadas directamente aproximadamente 25 mil personas, y ese es un número muy conservador”, expresó.

El más reciente informe de la OPS indica que Panamá registra una mortalidad de 133 por cada 100 mil habitantes, por encima de la mortalidad para América, que es de 112, ocupando así el tercer lugar en la región después de Estados Unidos y Perú, y el primer lugar con la mayor tasa de mortalidad entre los países de Centroamérica, considerando los reportes oficiales.

Javier Nieto, infectólogo que formó parte del Comité Científico Asesor de Covid-19 de la exministra Turner, señaló que el inicio de la pandemia fue un momento de mucha tensión e incertidumbre, ya que se trataba de un enemigo invisible que obligaba a tomar decisiones con base en la limitada evidencia y el sesgo histórico de las pandemias pasadas producida por los virus de la influenza.

El desconocimiento de la dinámica de los contagios hizo que el componente sanitario jugara un rol protagónico. En ese contexto, muchas decisiones fueron cuestionadas pero consideradas bajo un precepto básico que era el de salvar vidas, destacó Nieto.

El actual escenario es esperanzador, por primera vez en la historia de la ciencia se han podido desarrollar vacunas en menos de un año de aparecido este coronavirus. Mientras, la economía local y global abre de forma lenta.

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