Cuando falta poco más de un mes para que se conozca el tiempo de la condena en Estados Unidos (EU) de Ricardo Alberto y Luis Enrique Martinelli Linares, hijos del expresidente Ricardo Martinelli, salen a relucir elementos de cómo los hermanos llegaron hasta Guatemala y cómo políticos centroamericanos y locales se involucraron para facilitarles refugio mientras intentaban llegar a Panamá, prófugos de la justicia norteamericana.
El intermediario
La historia empieza con el contacto entre los hermanos Martinelli y Damián Merlo, un reconocido lobista estadounidense nacido en España, de familia argentina y residente en Miami, donde también vivían ellos hasta noviembre de 2018, cuando fueron detenidos por las autoridades estadounidenses.
Merlo, consultor en relaciones gubernamentales, tiene 47 años, está inscrito desde noviembre de 2012 en el Partido Republicano y es asesor de política exterior del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, desde antes de su toma de posesión. De hecho, desde enero de este año está registrado como representante del gobierno salvadoreño ante el Departamento de Justicia de EU para mejorar la imagen de El Salvador, incluso ahora, cuando las relaciones entre ambos países se ven deterioradas por las acciones antidemocráticas de Bukele.
En su hoja de vida publicada en Linkedin, Merlo anuncia que ofrece consultorías privadas usando su “extensa red internacional, tanto del gobierno como del sector privado, para conectar negocios para empresas de beneficio mutuo”.
Precisamente, en calidad de consultor con amplia experiencia e influyentes contactos, Merlo fue contactado para ayudar a los hermanos Martinelli Linares. Y es que la política y los políticos panameños tampoco son ajenos a Merlo, quien viaja frecuentemente a Panamá en aviones de empresarios extranjeros radicados en el país y se reúne con políticos locales, de oposición y de gobierno, con quienes mantiene muy buenas relaciones.
Pero, ¿por qué necesitaban ayuda los hermanos Martinelli? Ellos habían estado colaborando con el FBI en las pesquisas por la trama de corrupción y lavado de dinero de la constructora Odebrecht, que los involucraba a ellos y “a un familiar cercano” que gobernó entre 2009 y 2014. Pero a finales de junio de 2018, cuando debían estampar su firma en los documentos finales, recularon.
¿En qué consistía la ayuda de Merlo? En facilitarles la llegada a Panamá, donde ya habían hecho arreglos para no ser detenidos.
El otro argentino
El enlace entre Merlo y los hermanos Martinelli se habría concretado a través de Santiago Fascetto, experiodista argentino que laboró en este medio y que en 2010 entró a Editora Panamá América, como amigo y empleado cercano de Martinelli. Fascetto y Merlo serían amigos y contemporáneos.
Merlo entra en la escena advirtiéndoles a los hermanos que, pese a que estaban colaborando, las autoridades estadounidenses habían averiguado que ellos no habían sido del todo honestos respecto al dinero vinculado al caso Odebrecht que aún tenían en bancos de EU, Suiza y otras localidades.
La fuga
Previendo que eso sería un problema, ellos decidieron, junto con sus más cercanos familiares, salir lo más pronto posible del país.
Para tal fin, Merlo -quien también fue jefe de campaña y luego asesor del expresidente Michel Martelly en Haití- habría contactado a dos pilotos norteamericanos para que, en un vuelo privado, los regresaran a Panamá sin el conocimiento de las autoridades de EU.
El plan era reservado: solo Merlo y unos pocos familiares de los hermanos Martinelli Linares podían rastrear la ubicación exacta de la aeronave, para lo cual habían tomado acciones previas. Y en consecuencia, los hermanos decidieron huir. ¿Cómo salir de EU sin ser detectados? Se fueron por mar a Bahamas y desde ahí iniciaron el viaje de regreso al país.
Preparando su llegada
Mientras, en Panamá se hacían trámites que delataban su inminente retorno. El 22 de junio de 2020, estando prófugos de la justicia panameña, y sin que nadie lo sospechara, los abogados de Luis Enrique consignaron dos fianzas en los juzgados: una por $2 millones y otra por $5 millones, para evitar ser detenido como parte de las investigaciones de los casos Odebrecht y Blue Apple.
Al día siguiente, el abogado Luis Camacho González solicitó, ante el entonces canciller Alejandro Ferrer, un permiso de ingreso al país para Luis Enrique, su esposa y dos hijas menores de edad en el avión con matrícula N362XP, a nombre de Overseas Transcom Corp. Inc., una sociedad constituida en Delaware, EU, “debido a la situación mundial ocasionada por la pandemia”. Era lo que ellos denominaban un viaje por “razones humanitarias”.
Ese mismo día, sus familiares le enviaron la solicitud de aterrizaje a la entonces ministra de Salud, Rosario Turner. Esto, debido a que por las restricciones sanitarias para contener el avance de la pandemia, solo se permitía el aterrizaje de los vuelos humanitarios, no así de los comerciales.
Turner, la exministra
Como este vuelo parecía no encajar dentro de la categoría de humanitario, la entonces ministra decidió hacer las consultas pertinentes a las autoridades judiciales antes de tomar la decisión. Pero no pudo tomarla: menos de un día después, el 24 de junio, y sin mayores explicaciones oficiales, el presidente, Laurentino Cortizo, anunció su salida del cargo.
Días después, el nuevo ministro Luis Francisco Sucre firmó el permiso de aterrizaje, alegando que hicieron las consultas pertinentes y consideraron que no había inconvenientes, y que el Ministerio de Salud no podía negarles la entrada por ser panameños sin asuntos pendientes con otras entidades.
Preparando maletas
Conscientes de que se fugarían de EU, debían atender otros asuntos. Los hermanos no tuvieron obstáculos para renovar los pasaportes panameños que ya habían vencido. Cinco meses antes, a través de un trámite en línea con el Consulado de Panamá en Miami y la Autoridad de Pasaportes en Panamá, pudieron obtenerlos sin problemas. Esto, pese a que para ese momento aun tenían orden de captura por los casos Odebrecht y Blue Apple y estaban prófugos de la justicia panameña.
Ricardo Gaitán, cónsul de Panamá en Miami, dijo en ese momento que el consulado recibe a todo panameño que solicite cualquier documentación o servicio, y que ellos solo tramitan la solicitud y la envían a Pasaportes en Panamá, que finalmente toma la decisión.
En tanto, Omar Ahumada, director de Pasaportes, explicó entonces que la ley señala que solo se puede rechazar la expedición de pasaportes cuando la documentación está incompleta, si se ha presentado información falsa o si los solicitantes tienen orden de restricción de salida del país.
Para su llegada, los hermanos contaban, además, con salvoconductos para circular por las calles de Panamá en medio de la pandemia, pese a no estar en el país. Ese documento fue validado por el Ministerio de Comercio e Industrias, a cargo de Ramón Martínez, un ministro cercano al vicepresidente José Gabriel Carrizo.
¿Y Rica?
Como ya se dijo, el permiso para el aterrizaje en Panamá solo se solicitó para Luis Enrique, su esposa y sus dos hijas. El mayor de los hermanos, Ricardo Alberto, no estaba incluido en la solicitud, confirmó en su momento el ministro Sucre. Sin embargo, él también había abordado el vuelo privado que intentó aterrizar en Panamá.
Pero el aterrizaje en Panamá no se dio según lo planeado. Por alguna razón poderosa no se les permitió aterrizar, por lo que el avión sobrevoló hasta que necesitó aterrizar en Costa Rica para abastecerse de combustible. Al llegar, fue rodeado por agentes de la policía con armas de grueso calibre para asegurarse de que nadie se bajara en ese territorio.
Cambio de planes
Merlo vuelve a la escena cuando Luis Enrique, estando en el avión y ante la imposibilidad de aterrizar en Panamá, se comunicó con él para preguntarle por qué no lo habían podido hacer. Merlo, de los pocos que podía rastrear el avión de los hermanos, estaba nervioso por los imprevistos.
Merlo llamó al presidente Bukele, con quien, como se explicó, está bien conectado, para explicarle la situación. Bukele accedió a recibirlos. Incluso envió a un equipo de escoltas de confianza a recibirlos en el aeropuerto y llevarlos a donde se quedarían mientras se arreglaban los problemas surgidos.
Los hermanos fueron llevados a un hotel cerca del aeropuerto, donde se hospedaron cerca de un día. Pero sucedió que un diplomático estadounidense le escribió por chat a Bukele explicándole los problemas legales que tenían los hermanos en EU.
Huéspedes incómodos
Bukele hizo una captura de pantalla de la conversación y se la envió a su amigo Merlo. Es entonces cuando Merlo le escribe a Luis Enrique Martinelli informándole que debían salir de El Salvador de inmediato.
Merlo les suministró a los hermanos una ruta alterna a la de uso habitual y, en consecuencia, poco vigilada, para evadir las calles principales de El Salvador y entrar discretamente a Guatemala, sede del Parlacen, donde también recibirían ayuda.
Pero los hermanos no hicieron caso. La familia de Luis Enrique se quedó en El Salvador, y ellos dos partieron rumbo a Guatemala, en un Uber… por la vía más frecuentada. Lograron entrar al país vecino después de mostrar las credenciales falsas que los acreditaban como diputados del Parlacen y se hospedaron en un apartamento -sugerido por una amistad de uno de los hermanos- por seis días.
El 6 de julio de 2020 se dispusieron a intentar nuevamente viajar a Panamá, donde se habrían resuelto sus problemas para ingresar al país. Al Parlacen no pudieron presentarse porque precisamente ese día estuvo cerrado por razones del Covid.
El plan era viajar a Panamá en un avión que le alquilaron a una empresa de Guatemala. Pero la empresa fue advertida de su situación legal en EU y les comunicó que no realizaría el vuelo. Entonces, los hermanos decidieron pedir el avión del papá.
El avión de papi
Para esto obtuvieron la ayuda de la Autoridad de Aeronáutica Civil, que el 3 de julio autorizó el viaje de ambos mediante nota al procurador de la Nación, cargo que entonces ocupaba Eduardo Ulloa. Incluso, el director de Aeronáutica, Gustavo Pérez, sugería la fecha del viaje: el 6 de julio.
Pero la nota de Pérez al procurador aportaba información engañosa. Decía que el vuelo trasladaría solo a Luis Enrique y que el avión despegaría del aeropuerto Marcos A. Gelabert, en Albrook, a las 9:00 a.m., con destino al aeropuerto de Toncontín, en Honduras.
El seguimiento que se le hizo al avión del expresidente, con matrícula N799RM, indicó que este sí voló ese día y sí salió de Albrook, pero no se dirigió a Honduras. El vuelo desvió su destino y aterrizó en el aeropuerto guatemalteco La Aurora.
La explicación de Ulloa
“No existe en nuestro proceso penal ninguna medida cautelar de carácter personal que permita impedir a un nacional su ingreso al territorio nacional”, señaló Ulloa en ese momento, allanando el camino para ingresar al país de los hermanos.
Si los hermanos Martinelli hubiesen llegado al país no habrían podido ser extraditados a EU, hecho que las autoridades de EU tuvieron presente desde el primer día, porque la Constitución panameña prohíbe al país extraditar a sus nacionales.
El 6 de julio todo parecía ir avanzando para los hermanos Martinelli. Harían una breve parada en El Salvador para recoger a la familia de Luis Enrique, e inmediatamente volarían a Panamá. Pero cuando se disponían a abordar el vuelo del avión del padre en La Aurora, la Policía Nacional Civil de Guatemala los capturó.
Bajo cómodo arresto
En un comunicado, la Policía guatemalteca confirmó que se les venía realizando “trabajo de vigilancia y seguimiento desde el 30 de junio”, día que entraron al país, y que se les ordenó captura provisional con fines de extradición el 3 de julio, “por conspiración para cometer lavado de dinero implicando una actividad específica según el código de EU”.
Pero en Guatemala, los hermanos también recibieron ayuda. El expresidente Martinelli, a través de su amigo Santiago Fascetto, habría contactado al estratega panameño de comunicaciones cercano al presidente guatemalteco Alejandro Giammatei, Poll Anria. Además, Martinelli habría sostenido al menos dos conversaciones telefónicas directas con Giammatei.
En esas llamadas, la solicitud fue mantenerlos detenidos en un lugar “seguro”. En consecuencia los jóvenes, en vez de ser trasladados a una prisión regular, fueron enviados a una prisión militar, la de la brigada militar Mariscal Zavala, donde gozarían de privilegios, como una “suite” de varios cuartos y acceso a pedidos especiales de comida, sexo, licor y visitas.
También lograron la protección de Gustavo Alejos, exsecretario privado en la presidencia de Álvaro Colom, incluido después en la Lista Engel sobre personajes ligados a actos de corrupción, del Departamento de Estado de EU, quien estuvo al tanto de su bienestar.
De esa cárcel, incluso, unidades de inteligencia de EU emitieron una alerta “sobre el posible intento de fuga” de los Martinelli Linares. Episodio que el presidente Giammatei calificó como “chismes” y “rumores”.
Tras 16 meses en la base militar en Guatemala y un intento de evitar la extradición, Luis Enrique Martinelli fue extraditado el 15 de noviembre de 2021 a EU y su hermano, Ricardo, el 10 de diciembre de 2021, donde, de manera separada, ambos se declararon confesos del delito de conspiración para lavar dinero y prometieron entregar dinero de las coimas a las autoridades de EU, que dictarán sentencia el 13 de mayo próximo.
Este diario contactó a Damián Merlo para conocer su versión, pero no respondió. En tanto, Fascetto dijo no conocer a Merlo y no haber contactado a Anria.