La basura marina se está convirtiendo en un problema de connotaciones mayores., no solo en el mundo, sino también en Panamá, donde todos los días personas arrojan desperdicios a los ríos, quebradas y alcantarillados sin ningún reparo o remordimiento.
El panorama actual, según Jordi Pon, coordinador regional del Programa de Químicos, Residuos y Calidad del Aire del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, es que 8 millones de toneladas de basura van al mar y que de seguir así, para el año 2050, habrá tanta basura como peces en el océano.
En el caso de Panamá, la cifra también es alarmante. De acuerdo con registros preliminares, cada año 61 mil 533 toneladas de residuos son captados por drenajes y alcantarillados; mientras que 40 mil 675 toneladas de residuos sólidos son arrojados al mar a través de ríos y quebradas, para hacer un gran total de 102 mil 208 toneladas de desperdicios que van a dar al mar.
Ante este inquietante escenario, el Ministerio de Ambiente promueve un Plan de Acción Nacional de Basura Marina, con el apoyo de la Oficina Regional para América Latina y el Caribe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Como parte de esta propuesta ambiental, la entidad desarrolló un taller con la participación de representantes de diferentes sectores involucrados en este campo, entre ellos, funcionarios de instituciones con competencia en temas marinos, representantes de la sociedad civil organizada y personal de universidades.
Se trató de un tercer taller. Los dos primeros fueron en Santiago de Veraguas y Metetí en Darién.
Criterios
Shirley Binder, directora de Política Ambiental del ministerio, subrayó que el plan es parte de la estrategia nacional ambiental, que busca caracterizar el problema para disminuir la cantidad de desechos en el océano, con la finalidad de proteger la biodiversidad marina y la salud humana.
Dijo que el proyecto inició en 2016, pero que se había detenido y la actual administración lo recuperó, con la finalidad de completar el diagnóstico sobre la situación del ecosistema marino y determinar las estrategias más acertadas para descontaminar las aguas.
“La política ambiental del actual gobierno ha incluido la gestión para el fortalecimiento de los recursos naturales del país”, aseguró.
Precisó que se desarrollan cuatro ejes relevantes: sensibilización y educación; legislación y normativa; limpieza y restauración, y financiamiento y recursos.
Para Susana Serracín, ecologista de la Alianza para la Conservación y el Desarrollo, las estadísticas son “muy preocupantes”, tanto a nivel global como local, por lo que urge tomar medidas contundentes.
En ese sentido, consideró que Panamá debe unirse a esa cruzada por la vida.
“Se trata de una cruzada por la vida, porque las consecuencias que trae este problema tienen no solo un alcance ambiental, sino también económico, sanitario y social. Hay una interrelación entre los ecosistemas marinos y terrestres, y los daños que este flagelo trae aparejado no solamente afecta la fauna y flora, sino también la vida humana”, advirtió la activista.
Sobre la hoja de ruta a seguir en esta materia, Serracín recomendó que se debe sensibilizar más a la población ante la gravedad del problema y la responsabilidad para combatirlo, así como utilizar menos plástico y productos biodegradables en las playas.
Además, instó a la ciudadanía a no arrojar basura ni en los ríos ni en las playas, a no verter aguas residuales sin tratamiento y contrarrestar la contaminación química e industrial.
“Un punto muy importante es apoyar a las organizaciones que trabajan directamente con el tema y fortalecer las alianzas estratégicas a nivel de gobierno, sociedad civil, científicos y academia”, manifestó.
La ambientalista y exdiputada (suplente) Alida Spadafora argumentó que es muy “importante” la propuesta de establecer un plan contra la basura marina por el impacto que genera a los ecosistemas marinos, y también instó a impulsar el tema educativo en las zonas costeras.
“Realmente es impresionante la basura que estamos liberando en el área marina. Todos estamos afectando los ecosistemas marinos y las especies. Hay que apoyar este plan y hacer mucha educación”, opinó.
Además, indicó que se deben hacer cumplir las normas y, como sociedad, ser más conscientes.
Por ejemplo, enfatizó en dejar de comprar artículos de plástico que no se reciclan en Panamá, y otros artículos que son altamente contaminantes.
Iniciativa legislativa
Hace cuatro meses, el diputado del Partido Revolucionario Democrático, Crispiano Adames, presentó el entonces proyecto de ley 17, que pretendía regular la gestión integral de residuos en el país, precisamente ante la situación que se reporta con el manejo de los desechos.
Adames advirtió que existe una gran dispersión normativa; conflicto de competencias institucionales y lagunas en otros casos, y falta de políticas públicas en materia de manejo de residuos.
También planteó que los lineamientos modernos dictados en los convenios internacionales tendientes a la conservación del ambiente, como la responsabilidad extendida del productor, la clasificación de residuos y la política de quien contamina paga, son inexistentes o insuficientes en la normativa nacional.
Según el diputado, ante estas consideraciones se hace necesaria la adopción de una ley general que establezca definiciones y objetivos claros de la gestión de residuos, que delimite las políticas públicas necesarias para una gestión adecuada de los desechos a nivel nacional y que sean acordes con el plan nacional de gestión integral de residuos.
Actualmente, está norma se encuentra en fase de consulta con ambientalistas, empresarios y entidades públicas.
