Los distritos de Tierras Altas y Renacimiento, en la provincia de Chiriquí, volvieron a conectarse vía terrestre luego de estar casi una semana incomunicados debido a los estragos causados por la tormenta Eta.
El alcalde de Renacimiento, Medín Jiménez, subrayó que ya están pasando −con “mucha precaución”− camiones con productos agrícolas.
“Luego de habilitar la carretera, ahora la prioridad es cuantificar los daños y pérdida de los productores, así como las pérdidas de nuestra población. Además, pediremos al Ministerio de Obras Públicas que con la misma maquinaria nos ayuden a habilitar los caminos de penetración agrícola que también fueron afectados”, sostuvo Jiménez, quien agregó que el distrito tiene una red vial de caminos de penetración agrícola compuesta por cerca de 250 rutas.
El ministro de Obras Públicas, Rafael Sabonge, informó que la vía que conecta Chiriquí con Bocas del Toro, a la altura de Hornito, será habilitada entre 10 y 15 días.
Mientras en Renacimiento comienzan a levantarse de este desastre, en Tierras Altas aún tienen algunos desafíos. Yadira Santamaría, representante del corregimiento de Paso Ancho, señaló que la comunidad de Bambito o, por lo menos, una buena parte de ella, debe declararse área propensa a desastres y por consiguiente inhabitable, sobre todo en la zona pegada a las laderas o muy allegadas al potente río Chiriquí Viejo.
Según Santamaría, una vez concluya la recuperación de los servicios públicos deben sentarse con el Sistema Nacional de Protección Civil y otras entidades, con el fin de tomar una decisión al respecto, ya que el paso de la tormenta dejó las laderas y montañas “muy tocadas”.
Solo en Bambito, considera que hay entre 30 y 40 viviendas que no deben ser habitadas nuevamente debido al riesgo que representaría en caso de un nuevo desastre. “Es el momento de tomar una decisión, para evitar otras futuras tragedias”, remarcó la edil, quien reconoció que muchas familias desean volver tanto a sus hogares como negocios en el turístico y agrícola Bambito.
A pesar de los señalamientos de la representante de corregimiento, Damaris Vargas quien por más de 60 años ha vivido en Bambito afirma que pese a lo ocurrido con los deslizamientos e inundaciones prefiere no dejar su casa.
“No se trata de lo material. Mi difunto padre me dejó esto por lo que se trata de un asunto sentimental. Yo en lo personal no me quiero ir”, reconoció la mujer que aquel nefasto miércoles, cuando el Chiriquí Viejo se salió de su cauce, tuvo que correr hacia un cerro cercano a su casa para no ser arrastrada por la corriente.
La vivienda de Vargas es una de esas 40 estructuras que se encuentran en zona de riesgo. Ella lo sabe: “la primera vez, en el 2008, sí lloramos. Esta vez no sentí nada. La verdad no tengo miedo”, dijo.