Varsovia. -Poco antes de la medianoche, la noticia urgente salió en las pantallas de la televisión polaca: Andrzej Lepper, presidente del partido radical campesino Samoobrona, es de nuevo vicejefe de Gobierno y ministro de Agricultura.
Y eso que ni han pasado cuatro semanas desde que fue destituido del cargo con vergüenza y deshonra. Lepper es incapaz de asumir responsabilidades, dijo entonces el primer ministro, el conservador Jaroslav Kaczynski, sobre el que había sido hasta entonces socio de coalición. Lepper no es de fiar y es incompetente, lo acusó.
El regreso de Lepper fue, no obstante, menos espectacular de lo que el jefe de Samoobrona hubiera querido.
En horas intempestivas, mientras el presidente polaco, Lech Kaczynski, hermano del primer ministro, estaba aún en la premiere de una película sobre el papa Juan Pablo II, la limusina de Lepper pasó por delante del palacio presidencial. Media hora después llegó Kaczynski y volvió a otorgarle el cargo.
Al contrario de lo habitual en nombramientos y destituciones de ministros, esta vez no había medios invitados. Una vez hubo acabado todo, un funcionario de la oficina presidencial informó sobre el hecho y subrayó que el Presidente esperaba que la coalición de gobierno pudiese ahora trabajar en paz.
En efecto, el partido de Jaroslaw Kaczynski, Ley y Justicia (PiS), Samoobrona y la nacionalista Liga de Familias Polacas (LPR) firmaron el lunes por la noche un acuerdo de coalición. La reconciliación pocas horas antes de la votación sobre una autodisolución del Parlamento el martes aseguró el poder al gobierno de Kaczynski, si bien no la credibilidad.
Y es que, importantes políticos tanto del PiS como de Samoobrona habían asegurado reiteradamente que la ruptura era definitiva. Pero con los diputados de Samoobrona, el PiS habría contado sólo con 230 de los 460 escaños del Parlamento. Es decir, faltaba un voto para la mayoría.
Algunos polacos creían hoy ser testigos de una mala obra cómica de teatro. "Con el regreso de Lepper, el gobierno carece de crédito", se quejaba un vendedor de periódicos de Varsovia. El precio que paga el primer ministro por la continuación del gobierno es "decididamente muy alto", temió también el periódico conservador Rzeczpospolita. Es de esperar que el PiS siga cayendo en las encuestas, añadió.
Y justo el retroceso del 30 al 22 por ciento en las preferencias electorales sufrido la semana pasada podría ser la razón que hizo que valiese la pena al PIS la coalición de gobierno.
El partido no podía arriesgarse a tener que pasar por elecciones anticipadas, al contrario que la oposición liberal y de izquierdas.
También está satisfecho el partido LPR, ya que ahora tenía que temer sobre si entraría o no en el Parlamento en caso de elecciones anticipadas. El Samoobrona es un "aliado natural del campo antiliberal", dijo el vicepresidente del LPR, Wojciech Wierzejski, en su weblog, mostrándose así muy satisfecho con la vuelta de Andrzej Lepper al gobierno.
La oposición, por el contrario, lo tiene ahora negro. Jerzy Szmajdzinski, de la Alianza de la Izquierda Democrática, habló de una "coalición de la vergüenza y del horror", que seguro que no consigue la estabilidad. Así lo ve también el líder de la oposición liberal Donald Tusk: "La única alternativa razonable es celebrar elecciones anticipadas".