Rodolfo Lledes partió de Cuba rumbo a Florida con otras 26 personas en una balsa fabricada con toneles vacíos. Claudia Cruz Pérez se abrió camino en autobuses, embarcaciones y aviones a través de Sudamérica hacia la frontera de México con Estados Unidos (EU) y a la larga llegó a Miami. Muchos migrantes como ellos realizan el viaje debido a lo que dicen son condiciones espantosas o persecución política, pero también para aprovechar la política de Washington que protege de la deportación a los cubanos que logran llegar a suelo estadounidense. Ahora, la muerte del líder cubano Fidel Castro y la estricta postura del presidente electo estadounidense Donald Trump para detener la inmigración ilegal han suscitado nueva incertidumbre respecto a esa política que data de décadas.
En los últimos dos años ya habían aumentado las llegadas desde la isla socialista debido a temores de que la política pudiera ser cancelada luego de que el presidente Barack Obama abriera las puertas al mejoramiento de las relaciones con Cuba, informó la Guardia Costera, cuyos oficiales están en alerta ante otro posible aumento de cruces marítimos.
Aunque es muy pronto para notar una tendencia definitiva, la Guardia Costera interceptó a 38 cubanos en el sur del estrecho de Florida y los devolvió a Cuba el jueves. Bajo la política conocida como “pies mojados-pies secos”, los cubanos que son interceptados en el mar en su intento de llegar a Estados Unidos son repatriados. “No es correcto recomendar que alguien salga en balsa, porque es un viaje que puede conducir a la muerte”, dijo Lledes, un opositor a Castro que huyó de Cuba después que fue enviado a un campo de trabajo y que fue colocado en una lista negra que le impedía obtener un empleo. “Pero la realidad de vivir en Cuba puede llevar a eso y mucho más”.
Lledes realizó su cruce en septiembre de 1994, durante la llamada crisis de los balseros cubanos. La Guardia Costera detuvo la improvisada embarcación y él fue enviado a la base militar estadounidense en la bahía de Guantánamo. En total, aproximadamente 30 mil balseros estuvieron detenidos en Guantánamo durante la crisis. Lledes fue trasladado posteriormente en avión a EU, donde trabajó como conductor de camión en Miami. Se nacionalizó estadounidense, compró una casa y ahora está jubilado a la edad de 71 años.
Desde que Obama ordenó el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana en diciembre de 2014, la Guardia Costera estadounidense ha notado un aumento significativo cada año en la cifra de migrantes cubanos que se aventuran al peligroso estrecho de Florida y llegan a la costa sur del estado, a los cayos o a otra parte del suelo de EU.
Durante el año fiscal que terminó el 30 de septiembre, las autoridades estadounidenses capturaron, interceptaron o ahuyentaron a 7 mil 411 migrantes cubanos, lo que representó un enorme incremento respecto a la cifra de 3 mil 737, en el año fiscal 2014, y a la de 2 mil 218 en 2013.