El régimen venezolano es una máquina para lavar dinero sucio. Moviliza recursos provenientes de las drogas en una de las mayores y mejor construidas operaciones de blanqueo existentes en el mundo. Incluye el dinero de la corrupción, de los grandes negociados nacionales e internacionales que realizan los nuevos prevalidos del régimen y algunos de los anteriores maromeros que han dado continuidad a sus complicidades gubernamentales.
Las oficinas bancarias y financieras del Estado venezolano y las agencias oficiales de empresas públicas abiertas en el exterior, son parte importante del tinglado delictivo, creado progresiva y cuidadosamente dentro de una relativa legalidad formal que garantiza impunidad.
Es un esquema bien pensado por quienes manejan el tablero internacional para el que trabajan las cabezas visibles del régimen venezolano. Actúan como en lo relativo a los valores fundamentales de la democracia. Restringen la libertad, la propiedad y el acceso a la justicia desde una legalidad construida imperfectamente para ello.
El proceso busca destruir la legalidad desde la legalidad misma y, poco a poco, lo está logrando. El problema es la naturaleza y la gravedad de los problemas que genera, para propios y extraños.
No han sido casuales las actuaciones concretas del régimen. La prohibición de sobrevolar nuestro territorio a los aviones especializados de Estados Unidos en detectar y perseguir transportes irregulares en el área. La expulsión de los agregados militares norteamericanos de Fuerte Tiuna y, del país, al agregado naval, formó parte de la decisión ya ejecutada de cancelar el acuerdo que desde tiempos inmemoriales existía con Estados Unidos y, como si esto fuera poco, la suspensión del convenio de cooperación entre el gobierno y la DEA, la agencia más calificada del mundo en la lucha contra el narcotráfico, ha contribuido a convertirnos en el paraíso del crimen organizado en cualquiera de sus manifestaciones.
Narcotráfico, terrorismo, subversión política y social, contrabando de cualquier cosa, movimiento irregular de personas por cualquier motivo, sicariato, santuario de la guerrilla colombiana y refugio tolerado de delincuentes de cualquier pelaje que puedan contribuir a la causa revolucionaria. Son hechos locales en Venezuela.
El negocio del narcotráfico crece en progresión geométrica. El número de venezolanos presos alcanza a Colombia en USA y Europa. En México, luego de ser detenido un avión proveniente de Caracas con 5.2 toneladas de cocaína, el diputado Mauricio López, jefe de la bancada del PRI, no del gubernamental PAN, alerta sobre la nueva ruta para ingresar droga a Estados Unidos y distribuirla en el mundo. Habla del "negocio operativo del gobierno venezolano con la guerrilla colombiana" como mecanismo para ayudar a los grupos chavistas en el exterior y financiar la subversión.
En pocas palabras, blanqueo de dinero evitando los controles del sistema financiero internacional.
Firmas Press. El autor es abogado, ex gobernador del estado del Zulia. Fundador y presidente del Partido Alianza Popular.
