Las enfermedades no conocen fronteras. Solo mediante un trabajo conjunto, sin dejar a nadie atrás, podremos abordar, con verdadera justicia igualitaria, los retos de las enfermedades infecciosas emergentes, que se están haciendo cada vez más complejos debido a los efectos de la globalización en nuestro entorno sanitario. Dado que los virus causantes de la gripe están en constante evolución y rápido contagio, entre los seres humanos, así como en algunas especies animales, el espectro de una posible pandemia de gripe nos persigue. En los últimos años, los brotes de influenza aviar y de un nuevo virus de gripe, mucho más severo, han amenazado la seguridad sanitaria mundial. En consecuencia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) insta a dedicar más recursos al desarrollo y la implementación de diversas intervenciones farmacológicas y no farmacológicas contra la gripe pandémica.
En el 2003, Taiwán resultó devastada por un brote de síndrome respiratorio agudo severo (SARS). Muchos de los trabajadores de atención sanitaria se infectaron mientras cuidaban a pacientes y algunos perecieron. En ese momento Taiwán, al no ser miembro de la OMS, no recibió información oportuna sobre el virus, ni información relacionada con el control de la epidemia. Dependía de la asistencia del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos para controlar el brote. El SARS fue un recordatorio, para la OMS y para la comunidad internacional, de que no se podía permitir dejar a Taiwán a su suerte, y los llevó a reflexionar en la manera de salvar esta brecha en la red mundial de salud.
Desde 2005, Taiwán ha sido invitada a algunas reuniones técnicas de la OMS sobre la gripe, y hemos podido intercambiar experiencias con expertos de todo el mundo. Además, Taiwán fue incluido, en 2009, en el marco del Reglamento Sanitario Internacional de la OMS (2005), estableciéndose un enlace directo con la sede de esa organización para que pudiera informarle directamente sobre los principales eventos de salud pública. Gracias a estos canales directos, Taiwán fue capaz de implementar de manera efectiva varias medidas de control durante la pandemia de gripe H1N1 de 2009. Asimismo, pudimos obtener la cepa adecuada para la producción de una vacuna y alcanzamos una tasa de cobertura de vacunación de más del 70%, reduciendo de manera efectiva la mortalidad asociada al H1N1 y previniendo la propagación del virus tanto en el país como en el extranjero.
En 2013, Taiwán confirmó el primer caso en el mundo de gripe aviar H6N1 en humanos y, rápidamente, compartió información genética sobre el virus con la comunidad internacional. A principios de este año, identificamos un caso humano de gripe aviar H7N9 importado de China. Taiwán hizo llegar de inmediato la información del caso y los resultados de los ensayos a la OMS, y compartió la cepa del virus con los centros colaboradores de la OMS. Es lamentable que concepciones políticas erradas den lugar a que a Taiwán se le niegue la asistencia a las reuniones técnicas de la OMS. Es muy delicado que este año la OMS no haya cumplido con su constitución, ignorando el amplio apoyo de la comunidad internacional a la participación de Taiwán en la Asamblea Mundial de la Salud (AMS). Este derecho de todos los pueblos del mundo a la salud, está recogido en la constitución de la OMS y es el fundamento de las invitaciones anteriores para que Taiwán pudiera participar, en la AMS, en las actividades de la OMS y en sus reuniones técnicas.
Instamos a la OMS y a las partes implicadas, a reconocer las contribuciones que desde hace tiempo Taiwán aporta a la comunidad internacional en áreas como salud pública, prevención de enfermedades y derecho humano a la salud, así como las asociaciones de atención sanitaria con los Estados miembros de la OMS. Taiwán está dispuesto y capacitado para cumplir sus responsabilidades, como miembro de la sociedad internacional, colaborar con la OMS y lidiar con los retos del control de enfermedades.
La OMS debería reconocer la importancia de la participación de Taiwán, tanto en la organización como en su asamblea. Para salvaguardar el derecho a la salud y a una red mundial de prevención sin fisuras, Taiwán necesita a la OMS, pero la OMS también necesita a Taiwán.
