No hemos podido encontrar ("si Uds. lo saben, por favor, nos los dejarán saber") quién resolvió tener la magnífica idea de hacer de esa bella flor otro símbolo más de nuestra nación ¿y por qué la escogería? Además de la figura parecida al Espíritu Santo que en el interior de la flor se puede ver, creemos que fue por el color blanco de la flor. Y es que los panameños somos blancos, puros, honestos en total, ajenos a la llamada corrupción, de manera que mejor flor para que nos represente no hemos podido encontrar.
Pero volvamos a lo serio. Se dice que en Panamá existen varios centenares, y se habla hasta de un total de mil especies diferentes de orquídeas.
Las orquídeas tienen muchas formas y una variedad de colores dignas de conocer. El amor por su cultivo está presente en infinidad de ciudadanos de este país, los cuales han organizado asociaciones formadas por verdaderos expertos y quienes desde hace décadas organizan unas exposiciones en donde se pueden admirar verdaderas maravillas.
Como la orquídea es flor especialmente de climas tropicales y subtropicales, pues aquí nos podemos otra vez dar gusto admirando su gran variedad en la mayoría de nuestras provincias, fincas, viveros y demás.
Muchas orquídeas son parásitas, pero eso sí que no tiene nada que ver con nuestras características. Mejor suspendemos aquí no nos vayamos a enredar más.
Nota: Para las Raíces del domingo pasado nos comunicamos telefónicamente con el Puerto de Mensabé, desde donde don Nieves Pérez, instructor de pesca de las cooperativas que por allí funcionan, nos enteró de cómo funciona y funcionará en el futuro el citado puerto, y que fue el tema de la columna anterior. Muchas gracias otra vez.