El congreso tuvo lugar en el año citado y en Lima, la capital del Perú.
Unos 18 meses más tarde de lo referido en el párrafo anterior —o sea en el mes de junio de 1926— se reúne en esta ciudad de Panamá, otro importante congreso, esta vez compuesto por representantes de las sociedades bolivarianas de varios países. Se trataba como primera medida de conmemorar los primeros 100 años del congreso que bajo el nombre griego de Anfictiónico, palabra que de seguro ustedes lo saben tiene que ver con reuniones de la antigua nación de Grecia con el fin de discutir muy variados asuntos de interés general.
En 1826 “El Libertador” Simón Bolívar pensó que era factible conseguir la unión de todas las naciones americanas. Leyes, presupuestos, ejércitos, legislaciones todas serían lo mismo para todos los países, lo que le permitiría actuar como una sola y grande nación. Idea muy bella, útil y necesaria, pero de muy difícil realización.
Cien años más tarde —repetimos en 1926— se conmemoró aquí en la ciudad de Panamá el Congreso Anfictiónico.
Pero aún existieron otros motivos para la última reunión. El 24 de junio de 1821 se había llevado a cabo una de las batallas que con el nombre de Carabobo, se libraron en territorio de la República de Venezuela actual, siendo la última de ellas la que independizó al país sureño de España.
La primera batalla de Carabobo, tuvo lugar en las mismas llanuras cercanas a la ciudad venezolana de Valencia el 28 de marzo de 1814, pero a pesar de que fue ganada por Bolívar y sus seguidores no tuvo los resultados que se obtuvieron siete años después con otra batalla de nombre similar, en donde el país sureño sí obtuvo su libertad.
Pues bien, son los delegados del Congreso Bolivariano de Latinoamérica los que aparecen aquí. Sus reuniones se llevaron a cabo en el Aula Máxima del Nido de Aguilas o Instituto Nacional de Panamá, desde allí, salieron al lote contiguo que vemos y aprovecharon la solemne ocasión para colocar la primera piedra de lo que irían a ser las futuras edificaciones de la Universidad Panamericana o Bolivariana, la idea que Octavio Méndez Pereira lanzó en otro congreso, esta vez Panamericano y de Ciencias, en la ciudad de Lima, en 1924.
Nosotros en días pasados nos fuimos al lugar señalado en la fotografía, para ver si la placa que hacía constar todo aquello, y que está en el suelo, todavía estaba allí. Pero, qué va. Esos terrenos fueron todos removidos para construir no una universidad más, sino otro estadio que es necesidad más apremiante que otra universidad, en nuestro surrealista y curioso país.
Nota: Agradecemos a Jaime Ingram, quien nos aseguró que la persona que conversaba con el presidente Florencio Harmodio Arosemena en una fotografía pasada de “Raíces” era nada menos que Alfredo de Saint Malo, no un diplomático como pensábamos que lo era, pero más efectivo que si lo hubiese sido, porque con su arte, sus conocimientos y su violín puso más en alto el nombre de este país que cualquier otro funcionario con título oficial. Algunos familiares del maestro Saint Malo también pensaron que pudiera ser él. Gracias a todos por su valiosa cooperación.