Aclarar las nubes para que el sol se refleje mejor o recubrir el mar con una película protectora son algunas de las pistas que el Gobierno australiano está estudiando para proteger la Gran Barrera de coral, una joya del patrimonio de la humanidad amenazada por el cambio climático.
El inmenso arrecife, que tiene el tamaño de Japón o de Italia, atravesó en 2016 y 2017 dos graves episodios de emblanquecimiento a causa de las altas temperaturas del agua.
Se considera que una zona de 2 mil 300 km de largo podría haber sufrido daños irremediables.
El Gobierno prometió luchar contra el cambio climático en general pero también estudiar las medidas a más corto plazo para dar un ligero respiro al conjunto coralino más extenso del mundo.
En enero, Canberra lanzó un llamado a investigadores y desbloqueó 2 millones de dólares australianos para financiar ideas innovadoras para salvar el sitio.
Este también está amenazado por las actividades industriales y agrícolas, además del acantáster púrpura, una estrella de mar invasiva que devora los corales.
Se seleccionaron seis proyectos de un total de 69 propuestas, que serán ensayados para comprobar si son factibles o no, anunció el gobierno local.
Uno de estos proyectos plantea aclarar las nubes inyectándoles cristales de sal marina, lo que aumenta sus capacidades reflexivas.
Otra de las ideas es la de una película biodegradable ultrafina con partículas reflectoras que cubriría algunos de los arrecifes para protegerlos del calor.

