Cuanto más calor hace, más acondicionadores de aire... y cuantos más acondicionadores de aire, más calor hace: es el círculo vicioso de una tecnología que contribuye de forma discreta pero creciente con el calentamiento global.
En las próximas décadas se instalarán miles de millones de nuevos aparatos de aire en todo el mundo, a medida que los habitantes de los países emergentes con climas sofocantes obtienen los medios para acceder a estos productos.
Pero estos equipos consumen mucha electricidad, una electricidad que hoy en día es generada principalmente en plantas de carbón o gas... que emiten gases de efecto invernadero que hacen subir las temperaturas.
A menos que haya un cambio radical en la tendencia, se prevé que las emisiones de dióxido de carbono relacionadas con los aires acondicionados casi se duplicarán entre 2016 y 2050, según un informe de la Agencia Internacional de Energía.
La cantidad adicional de dióxido de carbono que se liberará en la atmósfera es de cerca de mil millones de toneladas por año.
Además, los acondicionadores de aire calientan las ciudades, porque cada aparato libera hacia la calle el calor que ha bombeado para enfriar el interior de una casa u oficina.