Tres estadounidenses recibieron el Premio Nobel de Física por confirmar una predicción de Albert Einstein: la existencia de ondas gravitacionales creadas por los agujeros negros, una revolución que nos acerca al corazón del Big Bang y al origen del universo.
Un siglo después de que Einstein enunciara los principios de estas ondas en su teoría general de la relatividad de 1915, los astrofísicos Rainer Weiss (85 años), Barry Barish (81) y Kip Thorne (77) volvieron a “sacudir el mundo”, según Göran Hansson, secretario general de la Academia de Ciencias.
“Como Galileo mirando con su telescopio, se trata de un nuevo avance en la astronomía, de una nueva manera de ver el universo”, declaró Barry Barish, quien ya había compartido en junio con Weiss y Thorne el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica.
Thorne y Weiss crearon el Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferometría Láser en el marco de su trabajo en el Instituto de Tecnología de California, que ha recibido 18 premios Nobel desde la creación del galardón en 1901.
Barish, director del observatorio de 1997 a 2006, completa el proyecto al crear la Colaboración Científica LIGO, una agrupación de mil 167 científicos de más de un centenar de universidades dedicados a esta tarea. “Hacía 40 años que tratábamos de detectarlas”, dijo Weiss.
La primera observación directa de las ondas gravitacionales fue el resultado de un evento a unos mil 300 millones de años luz de distancia. “Aunque la señal fue extremadamente débil cuando llegó a la Tierra, ya prometía una revolución en la astrofísica. Las ondas gravitacionales son una forma completamente nueva de seguir los eventos más violentos en el espacio y probar los límites de nuestro conocimiento”, dijo la Academia Sueca. “Sabíamos que las ondas gravitacionales existían”, pero “por primera vez fueron observadas directamente”, declaró Olga Botner, del Comité Nobel de Física.