Japón es un país conocido por sus retretes ultrasofisticados, con música, chorritos de agua y sistema desodorante, pero uno de sus empresarios propone un modelo más simple, con el que espera salvar miles de vidas.
Más de 2,000 millones de personas no tienen acceso a un sanitario, y los niños son particularmente vulnerables a las enfermedades que se propagan cuando no hay una red de alcantarillado.
En asociación con la Unicef, la empresa Lixil presenta una letrina de plástico por unos cuantos dólares. Es un retrete en forma ovoidal, que se puede enterrar en el suelo como una letrina. Dispone de una válvula que se cierra para impedir los malos olores y la atracción de insectos que pueden propagar enfermedades.
Los retretes Sato serán distribuidos en Etiopía, Kenia y Tanzania, explicó el presidente de Lixil, Kinya Seto. El objetivo es que sean utilizados por 250 millones de personas de aquí a 2021.
De los 2,300 millones de personas que no tienen acceso a servicios sanitarios en el mundo, 892 millones ni siquiera disponen de un baño y deben hacer sus necesidades a la vista de cualquiera, según la Unicef. “Eso priva a la gente de su dignidad y los expone a enfermedades mortales”, declaró Shanelle Hall, directora ejecutiva adjunta de Unicef. “Cada día las aguas sucias, los servicios sanitarios de mala calidad y la falta de higiene provocan la muerte de 800 niños de menos de cinco años”.