Los monjes budistas de Tailandia reciben cada día miles de ofrendas en forma de bebidas azucaradas o bollería industrial, una costumbre que está disparando los casos de obesidad.
La tradición de hacer ofrendas a los monjes para atraer la suerte está muy arraigada en Tailandia, pero también en Birmania y en Camboya, donde las estatuas representan a Buda con mofletes.
Pero el clásico bol de arroz se ha transformado en cestas llenas de “comida basura”, como patatas fritas y bebidas energéticas, que la población sigue ofreciendo pese a los escándalos que han salpicado a los monjes del país, acusados de vivir como ricos o de malversar dinero.
Por todas partes, la imagen de los monjes descalzos caminando al amanecer sigue siendo muy frecuente. Aun así, muchos reciben las donaciones sin moverse del templo. En los supermercados, hay estantes enteros dedicados a estas ofrendas, ya listas para regalar en un cubo amarillo.
Las ofrendas demasiado calóricas, azucaradas o saladas provocan un aumento de las diabetes y la hipertensión entre el clero budista.