En los restaurantes de Panamá se dejaron de consumir unos 710 mil 500 carrizos en 2018 gracias a la primera versión de la campaña “¡Sin carrizo, por favor!”, que regresa con su mensaje ambiental hasta el 12 de diciembre.
El norte de la iniciativa es fomentar una cultura verde al educar a la población que asiste a los restaurantes sobre el impacto del consumo excesivo de plásticos de un solo uso, especialmente los carrizos que acompañan las bebidas.
La campaña es un reflejo de un movimiento global que aboga por el cambio de hábitos diarios en beneficio del medio ambiente, apunta la presidenta de la organización sin fines de lucro Tortuguías, Kerya Hernández.
La ambientalista se refiere a los plásticos de un solo uso, aquellos utensilios que se emplean por poco tiempo y terminan contaminando los ecosistemas. “No solo tenemos que acabar con los carrizos, es imprescindible terminar con el consumo de otros utensilios tales como vasos o cubiertos hechos de un material que solo está con nosotros por unos 20 minutos y tardan cientos de años en degradarse”, explica.
Un primer paso en Panamá fue la reciente aplicación de la Ley 1 de 2018, que prohíbe el expendio de bolsas plásticas de polietileno en los comercios.
En otras latitudes se están tomando medidas no solo para las bolsas. A principios de año, el pleno del parlamento europeo acordó prohibir a partir de 2021 el consumo de platos, cubiertos, pajillas y bastoncillos para los oídos y más plásticos de poco uso, mientras que durante la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en marzo pasado, se estableció un acuerdo global para reducir el consumo de estos plásticos de cara a 2030, tiempo el que se debe encontrar productos asequibles y respetuosos con el medio ambiente.
Otro ejemplo más cercano: en Costa Rica, se fijó la eliminación gradual de todos los plásticos desechables para el año 2021, de acuerdo con el informe Plásticos de un solo uso: una ruta para la sostenibilidad (2018)del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Se estima que un 80% de la basura que termina en los océanos es plástico, al ritmo de 8 millones de toneladas de basura cada año, una contaminación responsable de la muerte de 1 millón de aves y de 100 mil especies marinas al año (entre ellas unas mil tortugas) por ingerir el plástico que llega a los mares.