Japón ha logrado el éxito de excelentes indicadores para la nutrición y la salud de sus niños manteniendo además una incidencia muy baja de la obesidad. ¿El secreto? El almuerzo escolar.
Un informe de Unicef publicado ayer coloca a Japón en el primer lugar para la salud infantil, con baja tasa de mortalidad y un muy pequeño número de niños con peso insuficiente.
El país también tiene la tasa de obesidad infantil más baja entre las 41 naciones desarrolladas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) y la Unión Europea.
Según los expertos, varios factores entran en juego, entre ellos la atención particular que prestan los japoneses a la salud, los controles médicos regulares para los niños y el papel clave del almuerzo escolar, decidido por nutricionistas.
Los almuerzos son obligatorios, los platos o los bocadillos llevados de casa no están autorizados. La mayoría no son gratuitos pero están muy subvencionados.
Cada comida está preparada para incluir cerca de 600 0 700 kilocalorías repartida de manera equilibrada entre glúcidos, carnes y verduras.
Los resultados aparecen con claridad en las estadísticas: Japón tiene una de las tasas de mortalidad infantil más bajas, y el porcentaje de niños de 5 a 19 años con sobrepeso u obesos es de 14.42%, mucho menos que en la mayoría de los países desarrollados.