Dos científicos españoles y un cámara han recorrido cinco continentes durante tres años para descubrir las curiosas relaciones de los murciélagos con los humanos: en Indonesia se los comen guisados, en Australia se les cuida con mimo paternal en “jaulas-cunas” y en Texas (Estados Unidos) o Zambia fascinan al turista.
“Es un reality show, no un documental de naturaleza”, explica el doctor en biología Carles Flaquer, que se entremezcla con inocente desparpajo entre las gentes e historias que se cruzan en su camino. Un camino bastante largo: más de 50 mil kilómetros.
Flaquer y el ambientólogo Xavier Puig visitaron hospitales de murciélagos en Australia, vampiros en México, cocinas del mamífero volador en Bali (Indonesia), proyectos de conservación en Francia y Cataluña, lugares de peregrinación para observarlos en Texas y rutas turísticas más desconocidas para el gran público en Zambia.
Aparte de ser ambos expertos en murciélagos, eligieron este animal alado debido a su singular capacidad de adaptación. Habita en cualquier parte del mundo, salvo en los polos.
La cinta, de 50 minutos y que se estrena en España el próximo día 15, pone el foco en que son las tradiciones y las realidades culturales las que determinan las interacciones con un mismo hecho natural, afirma el biólogo, cuya aventura no ha estado exenta de dificultades de índole económica.
La intención es proyectarlo después en festivales internacionales. Según sus dos creadores, se trata del primer trabajo realizado en el mundo en el que el protagonista es la interacción del ser humano con el quiróptero, de entre 50 y 60 millones de antigüedad.
Entre las anécdotas del rodaje, Flaquer reconoce que uno de los momentos más delicados fue encontrarse ante la tesitura de probar un murciélago para no rechazar la hospitalidad de sus anfitriones.