La mañana parecía de verano, cielo azul, sol brillante y una brisa refrescante. A lo lejos, se escuchaba un ritmo pegajoso, eran las Mojigangas, que al son de la churuca, acordeón, caja y tambor recorrieron el pueblo amenizando el ambiente de un sábado (30 de mayo), que anticipaba el día de la Santísima Trinidad.
Al medio día, fuertes detonaciones se escucharon en el parque Simón Bolívar en La Villa de Los Santos. Eran los diablicos sucios encuetaos. Corrían por las calles con un montante, un pieza pirotécnica amarrada a una varilla que explota con mucha fuerza. Según Aristides Burgos, presidente de la Asociación Rescate de Danzas Miguel Leguízamo, “los diablicos sucios forman una gran cruz que determina la preparación del pueblo para todo lo que se avecina”. Entre ellos apareció el personaje del Chivo, detonando montantes y corriendo por las calles en busca de mujeres para “majar”. Al son de la guitarra española, pujidos, castañuelas, zapateo y el golpe fuerte de una vejiga de res inflada, los diablicos sucios realizaron un recorrido por las calles del poblado.
En la víspera del Corpus Christi
Cerca del medio día del miércoles 3 de junio, el público se aglomeraba alrededor del parque. Desde un balcón, músicos con pito (flauta) y tambor tocaban la curiosa tonada de la Danza del Gran Diablo. En eso apareció La Diabla, cargada de montantes, anunciando el Cuarteo del Sol. Un ritual en que “las fuerzas del mal se apoderan del mundo en ese momento, y por ello se divide el sol en cuatro partes, una para el Diablo Mayor, otra para el Diablo Capitán, una para el Diablo Caracolito y otra para La Diabla”, explica Burgos.
La Diabla entró al Cuartel de Policía y liberó al Diablo Mayor. Los montantes seguían explotando mientras La Diabla y el Diablo Mayor danzaban. Recorrieron las calles, buscando el resto de la diablada y danzando terminaron en el gazebo del parque donde festejaron y firmaron un pacto diabólico que simboliza su dominio total del mundo y las estrellas.
Jueves de Corpus Christi
En la madrugada el pueblo estaba encendido en fiesta. Los integrantes de la danza de El Torito acompañados de tres jinetes, salieron a las afueras del pueblo cabalgando a buscar a El Torito al son del pito y la caja. Una vez encontrado, se forma la “correteadera” por el pueblo. Desde la 1:00 a.m., había personas empezando la confección de impresionantes alfombras florales alrededor del parque.
Para las 10:00 a.m. en las puertas de la iglesia colonial de San Atanasio, el Diablo Mayor, junto a su diablada, le pide permiso al ángel San Miguel para entrar. Una vez la danza del Gran Diablo entró a la iglesia, era seguido por el resto de las danzas tradicionales del Corpus y empezó la misa. Al medio día, bajo un aguacero, salió la solemne procesión de Corpus Christi acompañada de las danzas, le dio la vuelta al parque, parando en los altares que se encontraban en cada esquina. Terminada la procesión, las danzas recorrieron el pueblo bailando en diversas casas donde eran recibidas con un brindis.
Lo que viene
Las festividades siguen el 11 de junio, día de La Octava. La Asociación Rescate de Danzas Miguel Leguízamo tiene programado para las 4:00 p.m. un desfile de danzas infantiles y presentaciones folclóricas en tarima. El 12 de junio, día del Corazón de Jesús, las danzas arrancarán a las 4:00 p.m. y a las 5:00 p.m. es la gran Hora Cero del Diablico Santeño.
El sábado tendrán presentaciones de danzas de Corpus, invitados y un desfile de danzas folclóricas de toda la República de Panamá. El domingo le toca a la mujer santeña participar, ya que tradicionalmente, en las danzas del Corpus Christi de La Villa de Los Santos, solo bailan hombres.