La tecnología empieza a llegar a esquinas descuidadas de la economía. Desde camionetas de plomeros hasta el transporte público, e incluso a los formularios que se llenan antes de ver a un médico, las startup están hallando formas de digitalizar tareas que han escapado de la atención de gigantes como Microsoft Corp. y Amazon.com Inc. Al hacerlo, incluso pueden reavivar la productividad estadounidense.
Algunos economistas dudan de que los últimos artilugios estén a la altura de la tarea. Sin embargo, hay mucho dinero tras los optimistas tecnológicos, quienes afirman que la internet de las cosas y sus derivados recién comienzan. “Ahora estamos a dos o tres años de lo que será el ciclo de inversión dominante para los próximos 10 o 15 años”, dijo Evan Burfield, cofundador de 1776, una incubadora de empresas startup en Washington. Lo llama “aplicar la tecnología al otro 80% de los problemas”.
Reducir, eso podría describir lo que Canvas, de Reston, Virginia, está haciendo. Sus formularios digitales, para todo, desde salones de manicure hasta control de pestes, hacen que el flujo de trabajo sea más rápido y ágil al colocar la información de las empresas o sus clientes online para que se pueda almacenar, transferir o recuperar. ¿Pero cuánto ayudará la innovación a la economía? Robert Gordon, en su libro The Rise and Fall of American Growth señala que quizás no se repetirá el auge productivo de 1994- 2004. La inyección de tecnología en cosas ordinarias será lenta y los avances, incrementales.
Pero, para Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee, autores de The Second Machine Age, la nueva ola de digitalización será“profundamente beneficiosa”.