Antes de que Disneyland Shanghái abriera sus puertas al público el 16 de junio, su presidente, Bob Iger, declaró que el parque de $5,500 millones tendría un “distintivo toque chino”.
“No hemos construido Disneylandia en China, hemos construido la Disneylandia de China”, dijo.
Además de la señalización y los anuncios en mandarín, ¿qué tanto de experiencia china ofrece Disneylandia Shanghái a sus visitantes?
Ingresando al parque, bajo los ojos vigilantes del reloj de Mickey Mouse, mi primera impresión fue que bien podía estar en Disneylandia de California, Tokio o Hong Kong.
Mickey, el pato Donald, Peter Pan y Winnie the Pooh recibían a los visitantes y posaban para las instantáneas.
Hermosos jardines y un primer vistazo al castillo del Magic Kingdom más grande de la historia, gritaban “Disney” a toda voz.
Pero no había nada que me hiciera pensar “Ah, pero con un giro asiático”.
Siete de los 15 espectáculos que conté en el mapa son nuevos. Con semejante estadística, daba para pensar que se tenía la perfecta excusa para introducir alguna temática china. Pero no.
Piratas del Caribe se destaca como una maravilla de la ingeniería de los efectos especiales, mientras que el Tron, exclusivo de Shanghái, un viaje en motocicleta a través de un oscuro mundo digital, se basa en la película de 1982 protagonizada por Jeff Bridges y que es prácticamente desconocida en China.
La única película animada de Disney basada en una historia china, Mulan, que cuenta la historia de una mujer guerrera china, no tiene ni juego propio ni show con escenario. El personaje aparece como una estatua.
Los elementos chinos son más frecuentes en los shows, aunque la temática es estrictamente Disney.