Resueltas a documentar la vida de los ngäbe buglés, Emily Kinskey y Anica Wu se dedicaron a investigar sobre sus territorios comarcales durante todo un año.
Una vez en Panamá, se pusieron en contacto con personas residentes en Chiriquí y Bocas del Toro, así como guías y campesinos que pudieran ayudarlas con su pesquisa.
“Comenzamos a filmar en abril de 2014”, explican Kinskey y Wu, cuyas primeras tomas consistieron en el recorrido Atlántico-Pacífico, atravesando las provincias ubicadas en el oeste del país.
Se tomaron un mes entero para realizar el trayecto y conocer personas que pudieran ayudarlas con su proyecto.
Aunque las redes sociales ayudaron a establecer comunicación con algunos líderes comunitarios, la mayoría de los entrevistados fueron abordados a la antigua: visitándolos en sus hogares.
El recorrido realizado por Kinskey y Wu no fue fácil. Se inició en Norteño, en el distrito de Chiriquí Grande, continuando por el camino de Culebra, en Alto Romero. “De ahí nos dirigimos al sendero el Pianista hacia Boquete y luego escalamos hasta la cima del volcán Barú”, añaden.
Su ruta prosiguió por varias fincas hasta llegar al poblado de Caldera en Chiriquí, “donde apreciamos los petroglifos y las aguas termales”, continúan las cineastas, quienes en adelante tuvieron que improvisar hasta llegar al litoral Atlántico, pues no hay un trayecto marcado.
LA BARRERA IDIOMÁTICA
Siete días, 60 millas y un cúmulo de entrevistas resultaron de aquel primer periplo, cuyo trecho se encuentra publicado en el sitio web Soclosetothesky.com.
Sin embargo, para efectos del documental, Wu y Kinskey decidieron enfocarse en cuatro familias, dos en cada litoral.
“Lo más difícil fueron las caminatas y romper con la barrera del idioma, pues aunque muchos ngäbe buglés hablan español, los miembros mayores en los hogares tendían a hablar en ngäbere”, explican las creadoras, quienes en ocasiones tuvieron que apoyarse de traductores para las entrevistas.
EL PROYECTO
busca entender el estilo de vida de los residentes del trayecto realizado por Wu y Kinskey.
“Nuestra pasión es crear películas que aportan una voz a lo desconocido, a las cosas aún por descubrir”, explican.
En su página web, apuntan que aunque el Gobierno panameño ha insistido en la construcción de una carretera, “ellos se han resistido con vehemencia, pues dicen que más que un acceso, representa un hueco en la jungla y una invasión a su forma tradicional de vida”.
Así, sin luz, algunos, y rodeados por el verdor que aún cubre la zona, los residentes de aquella ruta prefieren preservar su estilo de vida montañero, alejado de la modernidad de las ciudades, añaden en su web.
FASES
Las filmaciones de So close to the sky culminaron el pasado mes de abril.
A su regreso a la ciudad de Chicago, Estados Unidos, ambas productoras se preparan para comenzar la primera fase de edición en septiembre próximo.
Aunque el documental es un proyecto independiente, financiado en parte por ellas mismas, en estos momentos también se encuentran en busca de financiación para continuar con las siguientes fases del proyecto.
“Esperamos poder estrenar la cinta para mediados de 2016 en Estados Unidos y en Panamá, dependiendo de su recepción en algunos festivales”, afirman Kinskey y Wu, quienes tampoco descartan apelar a otros canales en línea para dar a conocer su trabajo.









