Eduardo Charpentier De Castro estuvo ligado a la música durante casi toda su vida. Una de 92 años. Fue flautista, compositor, docente y director de orquesta o “guía musical”, como definía la labor que desempeñó en Panamá y fuera de fronteras como director invitado: Inglaterra, Costa Rica, México y Estados Unidos.
Nació el 12 de marzo de 1927 y desde sus primeros años recibió la influencia de su padre, Eduardo Charpentier Herrera, entonces director de la Banda Republicana, profesor del Conservatorio Nacional de Música y primera flauta de la Orquesta Sinfónica Nacional.
Charpentier De Castro empezó su camino igual como otras figuras de la música nacional en las aulas del Conservatorio Nacional, donde se decantó por el que fuera su instrumento: la flauta. Más adelante tuvo la oportunidad de estudiar música en el extranjero, primero en la Universidad de Roosevelt, en Chicago, Estados Unidos (EU), y luego en el Conservatorio Nacional de París, Francia, donde se especializó en flauta y en dirección de orquesta, bajo la orientación de Eugene Bigot y Marcel Dupre. Allí tuvo su primera experiencia como líder de una orquesta, al practicar con la del conservatorio parisino, detalla su biografía, que reposa en la Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero.
Entre sus experiencias como músico profesional destaca el escaño que ocupó en la Orquesta Sinfónica de Birmingham, Inglaterra, como flautista. En tierras británicas también desempeñó la docencia en el Birmingham Conservatory of Music y el Birmingham Southern College. Antes, había sido miembro fundador de la Orquesta Sinfónica Nacional.
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En Panamá es nombrado como director de la Orquesta Sinfónica Nacional en 1966, cargo que ejecutaría hasta 1988. También fue director asesor del Conservatorio Nacional y director fundador del Departamento de Música de la Facultad de Filosofía, Letras y Educación de la Universidad de Panamá.
En calidad de director invitado, guió la Orquesta Sinfónica Nacional de Costa Rica, la de Birmingham, Puebla y Guanajuato, México.
Pronto, a su trayectoria le fueron llegando los reconocimientos: ser elegido como parte de la Federación Americana de Músicos de EU, miembro de la Asociación Nacional de Compositores y Directores de Orquesta de Nueva York, y el premio United States Government Research Professor , del Departamento de Estado de EU.
La última orquesta que estuvo bajo su batuta fue la de la Universidad de Panamá, de 2004 a 2009.
Cuando se habla de música clásica en Panamá, hay dos nombres que son referencia. Uno es Roque Cordero y el otro es Eduardo Charpentier De Castro, apunta su sobrino Osmand Charpentier.
Por eso, el legado de composiciones que deja Charpentier De Castro representa una huella en la música panameña y su pérdida es un gran vacío, añade Jorge Ledezma Bradley, director de la Orquesta Sinfónica Nacional.
Fue precisamente junto a la sinfónica que Charpentier De Castro realizó sus últimos proyectos, al grabar una trilogía de discos de conciertos que dirigió en el Teatro Nacional en 2012, 2014 y 2015, con casi 90 años. A los álbumes, disponibles en Spotify y demás plataformas digitales de melodías, les llamó Nuestra música sin fronteras (1, 2 y 3). El proyecto fue su idea y el 75% de las piezas eran composiciones suyas.
Permanecía tan activo que su última aparición en público fue reciente, en 2018, en la Escuela Juvenil de Música, para donar mil 76 partituras de obras propias y compositores reconocidos como Richard Strauss, Franz Schubert, Johann Sebastian Bach o Joseph Haydn. Como agradecimiento y homenaje, al archivo musical le llamaron Biblioteca Especializada en Música Eduardo Charpentier De Castro.