“No te mojes que te va a dar resfriado”, es una frase que se escucha con frecuencia para advertir a una persona o niño que se expone a las gotas de lluvia durante esta temporada.
No obstante, si bien una serie de enfermedades aumentan durante la época de invierno, no es directamente el agua de lluvia la que provoca que estos malestares se incrementen.
Los elementos o factores responsables de este hecho son variados, señalan los especialistas de la salud consultados.
El cambio de temperatura es uno de los principales causantes de estas dolencias, señala el médico familiar Jorge Rodríguez Sotomayor, subdirector nacional de promoción de salud del Ministerio de Salud.
Durante la época lluviosa se registra un aumento de partículas en el aire que no están presentes en la temporada seca, como el polen de la grama, las esporas de moho o de hongo, explica el doctor Marco López del Centro Médico Paitilla.
“Un doctor se puede ir de vacaciones en la época seca porque no tendrá tantos pacientes como en la época lluviosa”, comenta.
Por su parte, el neonatólogo y pediatra Pedro Vargas explica que el estar más tiempo encerrados en la casa durante las lluvias facilita más exposición a ácaros y alérgenos de la humedad.
Además, una persona que resulta afectada por las enfermedades de la temporada debe enfrentar también los espacios con acondicionadores de aire activados durante todo el día, que llevan a un aumento de la resequedad de las vías respiratorias, produciendo inflamación y pobre movilización de las secreciones o flemas en el aparato respiratorio, un gran facilitador de los ataques de asma.
Las condiciones ambientales de humedad y temperatura que ocurren del paso del verano al invierno también permite que gérmenes virales proliferen.
También, las lluvias provocan inundaciones y con ellas se generan fallas en medidas higiénicas como la purificación del agua de beber y aumenta la contaminación de alimentos. Todo ello redunda en un incremento de las “enfermedades hídricas” (las relacionadas con el uso del agua).
BLANCOS
Los especialistas consultados advierten que estos males pueden afectar a cualquier persona, sobre todo aquellos que pasan mucho tiempo en las escuelas, los hospitales o los asilos, que son puntos donde hay multitudes, indica López.
No obstante, los adultos mayores son el grupo más susceptible a infecciones porque pueden tener defensas bajas.
Los niños también están más expuestos a ser víctimas de estos males, dice Vargas.
Los pequeños suelen no practicar medidas higiénicas básicas como el lavado de las manos, cubrirse la boca al toser o usar toallitas desechables para limpiarse las secreciones nasales o asegurarse una cuidadosa limpieza después de la deposición de excretas.
PREVENCIÓN
Educar y aplicar medidas higiénicas sencillas y reconocidas como eficaces: el lavado de las manos y la limpieza de las secreciones respiratorias con material desechable, son algunas de las recomendaciones que hace Vargas.
También se puede evitar asistir a lugares concurridos o pasar el menor tiempo posible en lugares como plazas o centros comerciales.
La persona que está enferma debe ir al médico para que lo examine y evalúe si es necesaria una incapacidad, para que así no contagie a compañeros de trabajo o a niños en el salón de clases.