El médico pediatra, especialista en enfermedades infecciosas e investigador clínico Xavier Sáez-Llorens, es también un estudioso de la ética.
Se considera a sí mismo como “un apasionado por los valores éticos, principios rectores de la deontología médica que desafían los vaivenes morales (costumbres sociales)” impuestos por épocas y culturas, afirma.
Por ello, ha recopilado su postura en su más reciente obra Ética de la Moral Única, en formato ensayo.
“Mi continua preocupación por las angustias y necesidades del ser humano, particularmente por esas que son afectadas desde las esferas de poder, es la mejor motivación para plasmar ideas por escrito. Esta obra es una colección de artículos, antiguos e inéditos, ensamblados de forma coherente para honrar el título asignado”, describe el doctor, quien con esta obra es autor de tres libros sobre temas no médicos y de otros seis sobre infecciones en pediatría.
Usted es médico e investigador, pero en este libro aborda temáticas vinculadas a política, religión, etc. ¿Por qué?
Porque el médico debe expandir sus horizontes en conocimientos e influencias para servir al ser humano en toda su dimensión social. La enfermedad va más allá de determinantes biológicos. Cualquier factor que afecte su libertad de pensamiento, expresión y actuación puede impactar negativamente en la salud.
¿Que mensaje busca enviar con esta obra?
El mensaje principal va dirigido a derrumbar el pensamiento hermético de la moralidad, forjado a través de posiciones dogmáticas ejercidas por los poderes religiosos, políticos o mediáticos.
Un Estado plural, democrático y laico debe apegarse a lo ético, a esa reflexión sobre las inquietudes, autonomías y resiliencias del individuo a su cambiante entorno. La persistente manipulación cerebral a que estamos sometidos desde nubes jerárquicas impide la liberación intelectual de la sociedad, encadenándonos a sumisión y resignación. El derecho sexual y reproductivo, la inclusión de minorías y la tolerancia a las diferencias o disidencias son valores todavía pobremente respetados en pleno siglo XXI.
¿Por qué lo tituló de esta manera?
Porque la interpretación dogmática de la moralidad le hace mucho daño a la sociedad. Todo se evalúa desde la percepción rígida del bien o del mal, vista en blanco y negro, sin consideración de matices colorimétricos. Los juicios de valor no se adaptan al ser humano como eje central de toda reflexión ética.
¿Qué aspectos referentes a la ética se plasman en su libro?
Analizo fundamentalmente la ética religiosa, política y mediática en distintos temas, que incluyen sexualidad, homofobia, eutanasia, justicia, confidencialidad, presunción de inocencia y libertades varias.