Pequeños pasos en la pasarela abrieron el compás en la primera noche de la cita de moda más importante del país, el Fashion Week Panamá (FWP). Niños y niñas recorrieron en una juguetona travesía la pasarela vistiendo las piezas de la colección Fresh, de la marca Emma Ventura.
Sus vestimentas llevaron estampadas plantas y frutos cítricos. Verdes follajes y limones en su punto de cosecha fueron insertados en dibujos de forma parcial o total en todo el ajuar infantil. De momento, el fruto que se veía representado en la ropa llegó a impregnar el ambiente con su irresistible aroma, gracias a unas bolsitas aromáticas dejadas a propósito en cada butaca de los espectadores. La pasarela jugaba con sus invitados a ser una granja de limones.
La creadora de este mundo de cítricos en el ajuar fue Laura de Ventura, una arquitecta que, convertida en madre hace tres años, decidió hacer ropa para su pequeña Emma, hasta convertirse en diseñadora para ropa de más infantes. De Ventura se recuerda fastidiada eligiendo entre la ropa comercial para niños hechas con texturas poco aptas para el clima de Panamá.
La colección Fresh cuenta con un especial de Mommy and Me para hacer combinaciones de atuendos, tanto para papás y mamás en su apuesta a la “unión familiar”.
Servido el banquete para los niños, continuó en la pasarela la propuesta femenina de Lidia Minota, diseñadora local con 20 años de experiencia, quien junto a su hija Tábata creó la colección Resort, llena de telas de relieve geométricos metalizados. La dupla Minota se distinguió con sus vestidos de noche en tonos suaves -desde el beige hasta el celeste- con incrustaciones bastante sutiles de destellos dorados, lentejuelas, plumas y flecos. Otras piezas llevaron vuelos en las bastas, transparencias y tul, evocando la elegancia y la espontaneidad característica de su sello.
La velada continuó con 24 propuestas de la diseñadora Pilar Sáinz, española radicada en Panamá desde hace una década. Muy apegada a su nación o tal vez nostálgica, se inspiró en la plaza de La Puerta del Sol de Madrid, el kilómetro cero, desde donde nacen todas las calles de la ciudad española. La colección bautizada Puerta del Sol se decantó por los colores primarios, así como tonos nude, perla y champagne.
“Como estuvo todo el asunto político en España, -el intento de independencia de Cataluña- quise remarcarlo”, explicó desde el backstage, incluyendo en su propuesta los colores representativos de la bandera: el rojo y el amarillo.
Sáinz dijo que se esmeró en conseguirle un reemplazo eficiente a la seda, por un textil más conveniente. Los vestidos largos en su mayoría en un solo color por pieza, llevaban la representación del sol, mediante tocados en forma floral que fueron colocados en las sienes de las modelos.
Su coterráneo Marcos Luengo le siguió con una colección llamada SS19, inspirada en los fondos marinos, el desierto y el Oriente.
Invitados a FWP
SS19 debutó en enero, en la 67va edición de la Mercedes Benz Fashion Week de Madrid, que fue traída por Luengo tras una invitación al evento panameño. “Esta colección es para mujeres que valoran los acabados, la calidad. Mujeres seguras de sí mismas y que no necesitan hacer alarde de cuánto han gastado, sino que quieren el lujo para sí mismas”, dijo momentos antes de enviar a sus 43 modelos a las pasarelas con vestidos vaporosos de mucho movimiento, algunos estilo kimono, acompañados de accesorios grandes en forma de estrellas de mar, corales o de metales como la plata.
La diseñadora francesa-panameña Héléne Breebaart tomó como inspiración a la flora y fauna panameña para su colección Nature. Su propuesta, compuesta por 23 looks, contó con detalles de mariposas, aves y plantas pintados a mano en tonos verdes, azules, rojos y amarillos. Las telas ligeras y vaporosas de las piezas complementaron el estilo tropical y elegante característico de esta diseñadora, acompañadas por accesorios como sombreros y turbantes, en los mismos tonos del resto de la colección.
La colombiana Paula Morris, de la firma Morris, presentó una colección dominada por estampados de figuras geométricas indefinidas sobre el blanco, que vienen de una combinación entre el diseño arquitectónico de la fallecida Zaha Hadid y del pintor surrealista Joan Miró. Otro segmento de la colección se compuso de piezas con la combinación de dorado, negro y blanco. En las piezas “hay mucho bordado y trabajo artesanal”, resaltó la creativa Paula.
El penúltimo turno de la noche fue para la diseñadora Michelle Zarack, que trajo un enfoque contemporánea en su propuesta, atribuyéndole una definición a la mujer en su colección Perception. “La percepción sobre las mujeres generalmente es que somos frágiles, pero realmente hay mucha fortaleza en su interior”, afirma la creadora de alta costura. Su pasarela la hilvana con este argumento: “Comienzo con siluetas muy suaves y poco a poco voy introduciendo más rojo y negro y las siluetas se van convirtiendo en otras más fuertes y de más impacto”. Se van transformando las piezas y a su vez las mujeres, dice de su colección con toques retros.
El gran cierre estuvo a cargo del invitado estelar, el colombo-español Carlos Polite con su colección The Tropical Summer, cuyo lema de la individualidad es tuvo muy presente. “Mi propuesta es muy diversa, pero siempre hay una pieza con la que mi cliente encuentra comodidad”.
Entre las piezas presentadas predominó el estampado de loros azules y plantas con un asomo de tonos grises, hubo estructuración de cuellos altos y sinuosos, sombreros alados sin cierre -tipo visera- y medias que cubrían las piernas, a veces, hasta el tobillo o guantes largos, motivados en el estampado matriz.
Polite tiene una amplia carrera en las grandes capitales de moda y por primera vez mostró su talento en el istmo.
