Ha bautizado a su universo literario como “Cornucopia”, que no es más que el lugar desde donde fluyen las historietas para niños inspiradas en un pueblo en la serranía boscosa de Coclé y en donde sus personajes, predominantemente femeninos, se entallan la vistosa pollera, traje símbolo de la identidad panameña.
La escritora Elsa Canto, que usa el seudónimo de Abissag, es la autora del libro de literatura infantil Señoras Polleras, tanto como creadora de los cuentos como de las ilustraciones que acompañan las 78 páginas de su reciente edición de mil ejemplares.
El talento de Abissag, heredado de sus padres, según ha dicho en ocasiones anteriores, se va administrando en el texto, en que repite su cuento Una plumita al aire (publicado en solitario en 2016, con una versión digital en Amazon Kindle, con traducción al inglés), seguido de dos inéditos, De Cucuás y Tuliviejas y Cornucopia: Un lugar extraordinario.
Hace dos semanas, Abissag fue acreedora de un capital semilla al sobresalir con su proyecto de innovación en el concurso femenino Capital Emprendedor de la fundación Voces Vitales, puesto que la creativa propuso desarrollar un juego en línea para llevar más alto su libro, en el que mezcla la realidad con la ficción.
La escritora, quien también es desarrolladora de páginas web y aplicaciones para teléfonos móviles, tiene un prototipo de juego interactivo para internet con los personajes de los cuentos, entre ellos, la mascota Gallito Picoso, Carmen Pollera, partícipe en Una plumita al aire, por ejemplo. O el de la villana María Penaconfusa en el tenebroso relato De Cucuás y Tuliviejas. El juego partirá de los originales de mesa (cartas), cocreados con los estudiantes de diseño industrial de la Universidad Isthmus, inspirados en la serie ilustrada para niños de 6 a 12 años.
Propósito
La artista visual aspira a fomentar la literatura en niños lectores y para ello imparte talleres de pintura entre grupos de párvulos y de escritura creativa entre niños hasta los 12 años.
En 2016, la escritora encontró ese nicho en un descuido, al leer 376 cuentos escritos por niños de todo el país, en su tarea como jurado del Concurso Medio Pollito.
“Pude notar que los niños necesitan de más herramientas que estimulen esas habilidades creativas, literarias y artísticas”, visiona la mujer de letras. “Mi propósito es que a más y más niños les interese leer, escribir, que desarrollen su creatividad, que inventen historias, personajes, y a su vez motivarlos a que participen en concursos de literatura para niños”.
En la primera fase de publicidad para la serie en 2016, Abissag armó un miniteatro con cartón, decoró y recortó los personajes que cobrarían vida para los grupos infantiles a los que introducía a Señoras Polleras.
La serie de cuentos persigue resaltar valores. “Honradez, amistad, trabajo duro, educación, generosidad, amabilidad, amor, cooperación, igualdad, excelencia”, enumera la creativa, insertando elementos del folclor istmeño.
Todavía se maravilla de cómo le sirvieron aquellas vacaciones de verano, recurrentes en familia, que pasaba en una comunidad situada entre los distritos de Penonomé y La Pintada, Coclé, por la que se accede al cerro Guacamaya. “A mí me gusta la vida del campo, lo verde, las comidas típicas, el aire puro y sobre todo las montañas”, comenta emocionada. Una tarde, repasando los álbumes de fotos sobre sus estancias en la campiña, le surgió la chispa creadora que dio origen a las historias de las Señoras Polleras.