A Brenda Itzel Checa siempre le gustó la ciencia. Pensó convertirse en médica porque desde niña habían alentado en ella esa aspiración, pero en la escuela secundaria se dio cuenta de su aptitud para la química. Estudiar sobre elementos, enlaces y reacciones no era un “sacrificio” para ella. “Soy amante de la naturaleza. Me gusta entender sus equilibrios e interacciones”, dice.
La motivación de sus profesores fue determinante para que estudiara química, una carrera que los estudiantes no suelen ver como una opción porque, a juicio de Checa, “no se ha promocionado correctamente” y se piensa que solo se puede ejercer como profesor, cuando “hay muchas formas de ingresar al campo laboral, incluso abriendo su propia empresa”.
Egresada de la Universidad de Panamá, Checa se desempeña en el área de química analítica, como responsable y fundadora de dos laboratorios que se dedican al análisis de residuos de plaguicidas en frutas, vegetales y agua, y al control de calidad de plaguicidas y fertilizantes de uso en la agricultura.
Además, participa en proyectos de investigación en temas de seguridad alimentaria y ambiente. “Actualmente, lidero un proyecto interinstitucional (Ministerio de Desarrollo Agropecuario, Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud, Ambiente y Autoridad de los Recursos Acuáticos de Panamá) sobre el desarrollo de indicadores para determinar el efecto de plaguicidas, metales pesados y contaminantes emergentes en ecosistemas acuáticos importantes para la agricultura y agroindustria, en la cuenca alta del río Chiriquí Viejo”.
Como presidenta del Colegio Panameño de Químicos (Copaqui), se propone fomentar la enseñanza de la química en las escuelas, “de forma práctica y desde edades tempranas”; promover la “química verde” y, a través de congresos y seminarios, la aplicación de nanopartículas en el área ambiental, y el “potencial inexplorado del reciclaje químico de plástico en el país”.
VEA: Sostenibilidad ambiental, un compromiso de la química

