El parlamento francés adoptó una ley que prohíbe a los padres infligir castigos corporales a sus hijos, una práctica que, aunque condenada por la ONU, sigue gozando de un amplio apoyo en Francia.
Los senadores lo aprobaron en votación a mano alzada y por unanimidad.
Países contra los castigos corporales
El texto queda inscrito en el Código Civil, en el artículo que se lee durante los matrimonios civiles en Francia, que “la autoridad de los padres se debe ejercer sin violencia física ni psicológica”.
En 2016 se adoptó un proyecto de ley, pero unos meses después fue rechazado por el Consejo Constitucional por un vicio de forma.
“Ha sido muy largo, hemos perdido mucho tiempo”, comentó la exministra de Familia y actualmente senadora, Laurence Rossignol, que presentó el proyecto hace tres años.
“Después, comenzará lo más duro” para que la ley sea aplicada, señaló la diputada centrista Maud Petit, aunque añadió que confía en que “la población francesa ha evolucionado mucho y utiliza ya menos la violencia educativa ordinaria”.
Según la Fundación para la Infancia, el 85% de los padres franceses recurre a castigos corporales con fines “educativos”.