Teresa Icaza, de lo abstracto al paisaje

Teresa Icaza, de lo abstracto al paisaje


Tras ocho años de la ausencia física de Teresa Icaza, sus pinturas vuelven a la galería, mostrando su rastro evolutivo de 1989 a 2008.

Son 19 años que resumen gráficamente el recorrido de una de las pintoras panameñas pioneras en las técnicas del arte contemporáneo, como el collage y la mixtura.

Los curadores han seleccionado dos pinturas por cada año, dando un total de 42 cuadros que deleitarán la vista hasta el 3 de marzo en la galería Arteconsult, en San Francisco.

La muestra la titularon en un primer intento “Mi legado”, pero ahora se anuncia como “Teresa Icaza, de la abstracción al paisaje”.

La preparación de la muestra ha representado un reto, puesto que algunas pinturas fueron sacadas de la colección privada de la propia artista, algunas pasaron por un proceso de restauración, antes de la apertura que ocurrió ayer.

Irene González Icaza, la hija menor de la fallecida artista, rescata entre sus memorias la forma singular en que su madre creaba sus mundos abstractos. “Solíamos vivir en apartamentos alquilados de poco espacio. Mi mamá pintaba en el piso, sin caballete y conforme avanzaba en su pintura hacia girar la canva hasta completar sus paisajes (...) Verificaba el color con un haz de luz que entraba por una ventana en la lavandería”.

La artista plástica tomó a los árboles como centro de sus representaciones. Las ramas, los troncos y la frondosidad de los pulmones de la tierra eran frecuentemente su elemento de fijación.

“No te puedo decir que eran cosas que ella veía y a partir de allí pintaba. Porque la vista desde donde ella pintaba siempre era gris, paredes de concreto, por lo general, o la ventana de otros edificios, no había nada natural en lo que pudiera guiarse”, confiesa González Icaza al sustentar que la imaginación era clave para el desarrollo de las obras paisajísticas en Teresa.

La artista era temperamental. Más de una vez destruyó sus creaciones. Todavía con el pincel en mano, todavía con la pintura húmeda, una furia le dominaba. “Si a ella misma no le convencía una pintura, si no le gustaba, prefería tirarla en trocitos a la basura. Nunca permitió su rescate, por más que le dijera que a otros ojos podría interesarle”, dice González Icaza de la forma en que se retaba su progenitora como artista.

En general, de cinco bocetos escogía uno para terminarlo.

CRÓNICAS MARCIANAS

La artista en una etapa se inspiró en elementos cósmicos, cuerpos celestes y satélites. Llamó a esa colección Crónicas marcianas.

Antes de llegar a los árboles hubo toda una exposición de lo abstracto. Sin embargo, sus árboles no fueron parecidos a los de la realidad, se decantaba por los troncos de tonos azules, naranjas y rojizos.

La también autodidacta estuvo influenciada por un recorrido artístico que realizó a Estados Unidos en compañía de otros ejecutores del arte arquitectónico y estético: Félix Domingo e Isabel de Obaldía.

“Cuando eres un artista no mueres, porque tu legado perdura”, explica González Icaza como justificación a la segunda exposición póstuma –la primera ocurrió en 2010, luego de su fallecimiento en noviembre– que se nutre con un conversatorio, mañana 31 de enero a las 6:30 p.m. en Arteconsult liderado por Carmen Alemán y Nanc y Calvo. La actividad es gratuita.

Icaza es considerada una de las mujeres pioneras en arte contemporáneo en una época en que ser pintor no era visto como un oficio formal. “Vivir del arte no es fácil, tienes que hacerte un nombre, lograr llegar a cierto nivel para entonces poder decir soy pintor ”, argumenta su hija.

Sus últimas intervenciones en la pintura se dieron durante su ocaso, en 2009, en obras de pequeños formatos, a la edad de 70 años, aquejada por el mal de Alzheimer y la artritis reumatoide.

Icaza incursionó en el gravado, la cerámica y el collage por propia iniciativa y tuvo como mentor a su colega Mario Calvit.

Algunas de sus obras se muestran en la Fundación Arte Panamá, es parte de la colección nacional en el Museo de Arte Contemporáneo y en el lobby de empresas privadas.

Actualmente, uno de los nietos de la artista maneja en Facebook una cuenta a su nombre para que sus obras se mantengan vigentes desde la plataforma virtual.

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