En el mundo de los videojuegos ella es Lady Beast, una tipa dura que manipula hábilmente a su monstruo verde, Blanka, en un vertiginoso combate callejero, frente a otros jugadores profesionales.
En la vida real, se llama Yuko Momochi y es una joven japonesa de 31 años, esbelta, de cabello corto tintado castaño claro y que espera captar a otras chicas al universo del videojuego profesional, dominado por hombres.
Antaño empleada en un concesionario de automóviles, dejó su puesto para dedicarse completamente al combate virtual en 2011, tras haber triunfado contra un personaje que tenía fama de invencible en una parte de la célebre saga de lucha callejera Street Fighter.
Así, aprovechó la oferta que le hizo un equipo estadounidense, que le propuso apadrinarla. De este modo, se convirtió en la primera jugadora profesional femenina de Japón y ahora pasa su tiempo organizando acontecimientos y buscando talentos femeninos que podrían seguir su estela. “Mis padres querían que fuera funcionaria, y ya ven en qué me he convertido”, sonríe, en una entrevista con la AFP al margen del Tokyo Game Show.
De los 250 mil visitantes que se esperan en el acto, las mujeres no serán mayoritarias. Pero, precisamente porque son poco numerosas, las jugadoras destacan más y atraen más la atención.
Yuko Momochi empezó a jugar a temprana edad, primero a Donkey Kong y otros grandes clásicos con su hermano. La joven ha logrado imponerse en un medio hostil y se dedica plenamente a su “Proyecto Gaming Girls” o P2G, para atraer a chicas, profesionales o aficionadas.
