La esperanza de vida de los estadounidenses al nacer disminuyó por segundo año consecutivo en 2016 en tanto la nación enfrenta una crisis de opiáceos, la primera vez que esto ocurre en más de medio siglo.
La disminución general de la longevidad, a un promedio de 78.6 años, se debió a las tasas de mortalidad más altas entre los estadounidenses jóvenes y de mediana edad, incluso cuando las personas mayores viven más tiempo. Las sobredosis fatales de drogas aumentaron 21%, y la tasa de muertes por opioides sintéticos como el fentanilo se duplicó entre 2015 y 2016, informó el Centro Nacional de Estadísticas de Salud.
Disminuciones considerables en las expectativas de vida son inusuales en los países modernos y ricos, no habiendo guerras o epidemias, y la reversión en Estados Unidos ha tardado años en gestarse.
Los estadounidenses tienen vidas más cortas que ciudadanos de otros países ricos como Japón, Alemania o Canadá, y la brecha en la esperanza de vida ha ido en aumento, según un informe de 2013 de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. “Llevamos más de dos décadas en una trayectoria diferente a la de otras naciones de altos ingresos”, dijo Laudan Aron, demógrafo del Urban Institute y coeditor de ese informe.
Aun así, la crisis de los opioides forma parte de la historia en los últimos años. Las lesiones accidentales, categoría que incluye la sobredosis de drogas, superaron a las enfermedades respiratorias al convertirse en la tercera causa de muerte en 2016, representando casi el 6% de todos los decesos.
Solo el cáncer y las enfermedades cardíacas matan a más estadounidenses.
Los cambios demográficos y las tablas de mortalidad que se basan en ellos han llevado a compañías como Verizon Communications Inc., General Motors Co. y Lockheed Martin Corp. a ajustar a la baja sus obligaciones de pensiones esperadas.
La esperanza de vida al nacer en Estados Unidos disminuyó aproximadamente 10 semanas en dos años, desde 78.8 años en 2014. Esa es una estimación estadística basada en las tasas de mortalidad actuales, y otros factores en las próximas décadas influirán en cuánto tiempo, en promedio, vivirán los recién nacidos de hoy.
La última vez que la estadística cayó dos años consecutivos fue en 1962-1963, indicó el Centro Nacional para Estadísticas de Salud en uno de los dos informes publicados el jueves. Alrededor de 63 mil 600 estadounidenses murieron por sobredosis fatales en 2016, según el segundo informe, que señala que Virginia Occidental, Nuevo Hampshire, el distrito de Columbia y Pensilvania se encuentran entre los más afectados.
El aumento de muertes vinculadas a poderosos opioides sintéticos como el fentanilo es particularmente severo. Recién en 2013, esas sustancias daban cuenta de solo una muerte por cada 100 mil personas. La tasa en 2016 fue de 6.2 por 100 mil, indicó el NCHS, división de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
La tasa de mortalidad general, ajustada a la distribución por edad de la población, en realidad disminuyó ligeramente. Pero debido a que la mortalidad aumentó para los grupos más jóvenes –personas entre 15 y 44 años–, se redujo la estimación de la esperanza de vida al nacer. Las tasas de mortalidad disminuyeron para las personas mayores de 65 años. La mortalidad disminuyó para las mujeres blancas y aumentó para los hombres negros. La mortalidad infantil se mantuvo sin cambios.
A pesar del desalentador panorama de los últimos años, los estadounidenses han disfrutado de grandes alzas en la esperanza de vida en el largo plazo a partir de mejoras en la salud pública, nuevos tratamientos médicos y un mayor acceso a la atención.
La esperanza de vida al nacer es casi una década más alta hoy de lo que era en 1960, una era anterior a los programas sociales como Medicare y los medicamentos que extienden la vida como las estatinas. Aún así, el reciente aumento de la mortalidad a edades más tempranas es un síntoma de angustia y enfermedad subyacentes.