Tendencia. La cartografía “inteligente”, una tecnología que traslada datos de la vida cotidiana en tiempo real a mapas para visualizar en un clic informaciones complejas y mejorar decisiones, disparará sus funcionalidades con el auge de los sensores móviles, el Big Data y la internet de las cosas.
Ya es posible elaborar mapas de casi todo. Por ejemplo, para ver fácilmente la puntualidad de diferentes trenes o para monitorizar la red de saneamiento como hacen las compañías de distribución del agua. Los responsables de turismo emplean estos mapas para informar a los visitantes de los puntos de interés en una ciudad y también pueden usarse para conocer aspectos como los niveles de oxigenación de las distintas zonas de un océano. En temas de seguridad, la cartografía “inteligente” permite conocer, incluso, por dónde podría propagarse un incendio.
El uso de este tipo de mapas se está popularizando cada vez más en todo tipo de ámbitos. Los ayuntamientos utilizan estas herramientas para gestionar el catastro o el mobiliario urbano e, incluso, para informar a los ciudadanos de la ubicación de servicios sociales. Las agencias de Seguridad, Defensa y Emergencias usan mapas inteligentes para planificar operaciones de evacuación o de seguridad. El aumento de datos en circulación, accesibles en tiempo real con fenómenos en auge como la “internet de las cosas”, el Big Data o el análisis inteligente de datos y la expansión de sensores conectados a la red permitirán retratar en mapas aquellas informaciones con nuevas variables que hasta ahora no se podían integrar fácilmente bajo unas coordenadas, por ejemplo, imágenes obtenidas con cámaras de drones.