Un nuevo reto cobra fuerza en las redes sociales, especialmente entre la población infantil y juvenil. Se trata de Momo, un supuesto espíritu de ojos saltones y mirada burlesca que te invita a escribirle a través de un número de Whatsapp, y amenaza con aparecer en la noche y espantar a quien no cumpla sus deseos.
Los números para contactarle varían. Originalmente se hizo popular un teléfono de código +81 que corresponde a Japón. Sin embargo, con el tiempo han aparecido en teléfonos de México y Colombia, entre otros países.
En realidad cualquier persona con malas intenciones tiene la capacidad de “convertirse” en Momo. Solamente requiere de un número telefónico, y habilitar el servicio de Whatsapp. Aquí es donde radica el peligro de este reto.
“Cuando hablamos con Momo estamos interactuando con una persona que no sabemos quién es”, comenta Cecilia Pastorino, security researcher del Laboratorio Eset Latinoamérica, una organización orientada a desarrollar soluciones de seguridad para disfrutar de la tecnología de forma segura. “En este tipo de retos es muy probable que la persona que hable se exponga a imágenes de violencia y situaciones no propias”, agrega.
Quien maneje la cuenta de Momo, señala Pastorino, puede robar información personal de la víctima. Con el solo hecho de iniciar una conversación, ya se está compartiendo el número telefónico.
El estafador de esta manera obtiene material con el que puede extorsionar después a la víctima, con el objetivo de que entregue más información o siga participando en el reto, asegura la investigadora.
El personaje detrás de este reto
La figura con la cual se identifica a Momo es en realidad la cara de una escultura realizada de una mujer pájaro, y que fue expuesta en 2016 en una galería de Japón.
Una búsqueda por distintas redes sociales revela fotos y videos de montajes donde supuestas víctimas señalan haber visto en persona al espíritu. El caso de Momo es uno de los ya varios retos y personajes que se han convertido en virales en los últimos años.
En 2009, en un foro de temas sobrenaturales surgió la imagen de un hombre alto y de brazos alargados. Rápidamente la captura se viralizó y surgió el fenómeno del Slenderman. Al igual que en el caso de Momo, a través de artes creados por fanáticos e historias de ficción, la leyenda fue creciendo hasta convertirse en todo un fenómeno social que ha aparecido en películas, documentales y videojuegos.
En mayo de 2014, dos niñas sujetaron y apuñalaron 19 veces a una compañera de clases. Las chicas comentaron a las autoridades que habían cometido el crimen pues Slenderman, de quien habían leído en días anteriores, les observaba y podía leer su mente.
Niños y adolescentes informados
El sentido de la aventura y la emoción de completar un reto es lo que motiva a quienes participan en este tipo desafíos, asegura Karen Lowinger, psicóloga y miembro de la Fundación Relaciones Sanas. “Los adolescentes tienen la tendencia a creer que no les va a pasar nada, entonces no ven el peligro de participar”, agrega.
La mejor forma de prevenir de esta estafa es informar a los niños sobre los posibles peligros a los que están expuestos. “Nosotros siempre decimos que a los niños hay que acompañarlos en el mundo digital y no simplemente darles un dispositivo para que ellos accedan”, comenta Pastorino.
La investigadora de Eset aconseja mantener un equilibrio entre control y acompañamiento. Es decir, con niños en edades de nivel primario el uso de tecnologías debe ser desde un control parental. Con adolescentes, agrega, es importante empoderarlos, hablar con ellos y explicarles el riesgo de este y otro tipo de retos.
Lowinger aconseja exponer al niño el origen del mensaje y las verdaderas intenciones de la persona que le responde. “Cuando se introduce la idea de espíritus se generan muchas preguntas sobre lo desconocido, especialmente para los niños más pequeños”.
El infante debe saber que la amenaza de que le va a pasar algo en caso de no cumplir con las exigencias presentadas es mentira, enfatiza la investigadora de Eset. “Los chicos tienen que entender esto para no sentirse culpables y no ser víctimas de este tipo de engaños”.