Investigadores en México celebraron la captura de una de las pocas vaquitas marinas restantes, pero poco después anunciaron que la hembra adulta había muerto luego de pasar seis horas en cautiverio en un corral flotante, lo que generó dudas sobre el desesperado recurso de encerrar a las marsopas más pequeñas del mundo a fin de salvarlas de la extinción.
Tanto críticos como partidarios de las labores de rescate internacionales sabían que el plan estaba lleno de riesgos: las pequeñas marsopas nativas del Golfo de California nunca han estado en cautiverio y mucho menos han sido criadas allí.
Pero dado que los cálculos indican que quedan menos de 30 ejemplares de este tipo de marsopa, el equipo internacional de expertos conocido como Vaquita CPR determinó que no había otra opción.
A finales de octubre, los investigadores capturaron una vaquita, pero la liberaron al poco tiempo porque mostró signos de estrés y era demasiado joven para sobrevivir sin su madre. “Todo el equipo de rescate está devastado”, indicó el grupo. “El riesgo de perder a una vaquita durante las operaciones de campo siempre se reconoció como una probabilidad, pero se determinó que era inaceptable observar cómo la vaquita marina desaparecía sin un heroico intento de rescate”.
De demostrarse que es imposible atrapar de forma segura a las vaquitas, los expertos indicaron que se necesitarán labores para salvarlas dentro de su hábitat natural.
La población de la vaquita marina se ha reducido de manera considerable debido a la pesca ilegal para captura de totoaba, un pez cuya vejiga natatoria se llega a vender por miles de dólares en China.
Alejandro Olivera, representante para México del Centro para la Diversidad Biológica, dice que para proteger verdaderamente a estas increíbles y pequeñas marsopas, el Gobierno mexicano debe de una vez y para siempre sacar las redes de enmalle ilegales del hábitat de la vaquita.