Con 25 años de experiencia a sus espaldas, la directora ejecutiva de la oenegé Lumos, Georgette Mulheir, ha recorrido 33 países para atestiguar el abuso que padecen los niños que por alguna u otra razón los Estados mantienen en sus instituciones de cuidado infantil.
Según cifras de la oenegé, alrededor de 8 millones de niños de todo el mundo viven en instituciones residenciales.
Mulheir vino recientemente a Panamá para la apertura de la oficina regional de Lumos en Latinoamérica y el Caribe, y para un encuentro con diversas autoridades, del que salió satisfecha al afirmar que hay voluntad política en el país para cambiar este panorama y ser líderes en la región.
¿Cuáles son los objetivos de la oficina regional de Lumos?
Lumos decidió abrir una oficina en Panamá tras el progreso que ha estado llevándose a cabo en la región.
Como organización, tenemos experiencia en ayudar a los gobiernos y las comunidades a transformar sus sistemas de cuidado infantil y dejar de lado esa dependencia en las instituciones para cuidarlos y poner servicios a disposición de la comunidad.
Esto es un reto tanto para los gobiernos como para las organizaciones, ya que todavía no saben tomar los pasos necesarios para el fin de la institucionalización.
Nosotros podemos unir fuerzas tanto con las oenegés como con el Gobierno panameño para transformar el sistema de cuidado infantil en Panamá y difundir dichos avances al resto de la región.
Su origen
¿Cuáles son los factores que llevan a los niños a ser institucionalizados?
En diferentes escenarios económicos o sociopolíticos las razones por las cuales los niños terminan en instituciones son las mismas. Una de ellas es la pobreza. El problema es que cuando la gente oye hablar de los orfanatos creen que están llenos de niños huérfanos.
La mera realidad es que la mayoría de los que están en dichas instituciones no son huérfanos y son pobres.
Hay un problema en diferenciar el maltrato físico hacia un niño y el hecho de que no está siendo mantenido en las mejores condiciones por la dificultad financiera de sus padres.
Por lo que apostamos a empoderar a las familias en situación de pobreza, dándoles el apoyo suficiente para salir de ese ciclo.
También abogamos por fortalecer el sistema de adopciones para que ellos puedan ser cuidados con familias que tienen mucho amor que darles.
Otra de las razones es el abuso infantil. Si la respuesta es mandarlos a un centro, estaríamos intercambiando una forma de abuso con otra.
Más de 80 años de evidencia demuestran que los niños no se desarrollan adecuadamente si son criados en estos lugares.
Y los riesgos de que esa criatura sea sometida a cualquier tipo de abuso son altamente probables.
¿Qué camino falta por recorrer?
Lumos ya tiene 12 años de fundación y empezamos a trabajar en países como la República Checa, Moldavia y Bulgaria y vamos a completar la transformación del cuidado infantil.
Y desde 2015 nos hemos trazado una estrategia de 20 años en la que aspiramos a alcanzar un punto de inflexión en el que la abolición de estos centros de cuidado infantil sea irreversible.