‘Niebla en Tánger’, un viaje místico y reflexivo

‘Niebla en Tánger’, un viaje místico y reflexivo


Cuando Cristina López Barrio tenía 12 años comenzó a escribir poemas. “Una poeta frustrada” se autodenomina la autora española, pero aunque no consiguió prosperar en ese género, su amor por la lectura y escritura no se detuvo. Abogada de profesión, este año presenta en la Feria Internacional del libro de Panamá, su sexta obra literaria: Niebla en Tánger.

En la trama de esta novela, finalista del Premio Planeta 2017, Paul Dingle desaparece en el puerto de Tánger. 64 años después, Flora Gascón sospecha que Dingle es el mismo hombre con el que ha tenido una aventura en Madrid y del que se ha enamorado. El nexo entre ellos: Niebla en Tánger, la novela que Paul tenía sobre su mesilla de noche. Flora viajará hasta esta ciudad en busca de la autora de la novela, la única que puede decirle quién es en verdad su amante y cómo encontrarlo.

Aparte de ser novela negra y romántica, López Barrio, ve su obra como un homenaje. “Quería expresar lo que significan los libros para mí. Cómo pueden cambiarnos o salvarnos la vida”, explica la autora, quien adelanta que esta es una novela dentro de otra, ya que tanto la historia de Flora, como la de Marina, protagonista de la novela que esta primera está leyendo, se van entrelazando a medida que la trama avanza, con la ciudad de Tánger como escenario casi mágico.

Sobre el por qué escogió esta ciudad de Marruecos para desarrollar su novela, a López Barrio se le ilumina el rostro explicando que Tánger es “como una cebolla donde quitas una capa y encuentras otra capa. Cada vez que iba descubría algo nuevo. Es mágica, exótica y sensorial. Es una ciudad que entra por los sentidos”.

Por aquella fascinación que siente por esta ciudad costera, confiesa que intentó “hacer que el lector pudiera sentir la novela, que fuera capaz de degustar la ciudad, escuchar las patios, las fuentes. Todos los escenarios que recorren tanto Flora como Marina”.

Precisamente sobre sus personajes, admite que lograr hilar las historias de sus dos protagonistas fue lo más difícil y como dato curioso, confiesa que por algún tiempo tuvo la sensación de ser poseída por un personaje, “que de repente te comienza a hablar al oído y te dice: tienes que contar mi historia. Y me pasó con Marina. Hasta el punto que hablaba en ruso por la casa. El personaje de Flora fue cercano, pero no llegó a poseerme como el de Marina”.

Para la autora, esta novela también habla sobre los límites que una persona se pone o se deja poner por los demás, como es el caso de su protagonista la cual no está contenta con su vida, pero se se encuentra en su zona de confort. “A veces no tenemos el valor de seguir nuestros deseos”, comenta, agregando que grosso modo esta es la historia de una mujer en busca de su identidad.

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