Con 27 años, Tyler Blevins, alias Ninja, está en su mejor momento. El éxito fulgurante de Fortnite le ha convertido en una gran celebridad: la primera que es un jugador profesional de videojuegos.
Siendo más joven, como muchos adolescentes, pasaba horas delante del ordenador en el sótano de la casa familiar en Chicago. Ahora se codea con Neymar, Drake o Travis Scott, viaja por todo el mundo, es patrocinado por Red Bull y le invitan a los grandes platós de las televisiones de Estados Unidos.
Los mayores de treinta años ignoran su existencia, pero pregunte a la gente de entre 10 y 25 años: si gustan de videojuegos le conocen a él y su pelo fosforescente.
A fuerza de manejar el ratón y el teclado se ha convertido en el jefe de Fortnite, éxito planetario que ha empujado al mundo de los videojuegos desde su lanzamiento en 2017. Hoy, nadie mejor que él maneja el modo “Battle Royale” del juego y decenas y cientos de miles de personas se conectan cada día para verlo jugar.
“Empecé a jugar a Fortnite y lo encontré divertido”, dice. “Es muy agradable de ver. Cuenta una historia y es muy simple: empiezas con 100 jugadores y el último superviviente gana”, dice, para explicar el éxito del juego, con 200 millones de inscritos.
Al principio todo esto no era más que una afición, pero rápidamente, mientras todavía estudiaba, comenzó a obtener ingresos interesantes. Desde hace ocho años el streaming se ha convertido en su trabajo a tiempo completo. “Le dije a mi madre que si llegaba a conseguir más que el salario mínimo emitiría a tiempo completo y ella estuvo de acuerdo”.
Hoy, y después del éxito de Fortnite, se estima que ingresa 500 mil dólares al mes.
Pero a pesar de su éxito, Ninja no quiere llevar a los jóvenes a dejarlo todo para dedicarse únicamente a los videojuegos. “Es muy difícil. Tened siempre un plan B”.