Aunque la madre es considerada el cuidador por excelencia, el padre también juega un papel crucial en la crianza de los niños.
Es por ello que la figura paterna, y la calidad de la función que el padre ejerza, jugará un papel decisivo en la salud mental y emocional del individuo a través de su vida, explica el psicólogo Emmett Villavicencio, jefe del servicio de psicología del Instituto Nacional de Salud Mental.
Existen muchos estudios sobre el apego entre padres e hijos que constituyen evidencia científica que ha llevado al entendimiento acerca de la importancia del establecimiento de “vínculos sanos desde los primeros momentos de la vida, y el impacto que esto tiene en la formación del individuo y su salud mental y emocional”, afirma Villavicencio.
En nuestra sociedad existen muchos mitos acerca del rol que padres y madres juegan en las primeras etapas de la vida del bebé, apunta el psicólogo. Se tiende a pensar que la madre debe ser la encargada de todos los cuidados del recién nacido y que solo ella, muchas veces con la ayuda de su madre, la abuela del bebé, puede entender o reconocer sus estados afectivos y necesidades físicas, lo cual es falso, resalta.
Un padre involucrado tiene la capacidad de conectarse con su bebé y establecer un vínculo especial a partir de una serie de funciones hormonales que evocan estados afectivos, emocionales, cognitivos y comportamentales que lo llevan a conectarse con su hijo y proveer no solamente desde el plano material, sino también desde el plano afectivo, explica.
Esto actúa como un ciclo, ya que un padre involucrado y sintonizado con las necesidades físicas y emocionales de su esposa, mejora la disposición de esta para atender a su bebé, explica.
Estudios en los que se midieron los niveles de oxitocina y prolactina en padres de bebés han demostrado que el aumento de estas hormonas en esta etapa contribuye al establecimiento de actividades lúdicas, la curiosidad acerca de la mente del bebé, así como la conexión social y aumento del sentido de paternidad.
Otro mito relacionado al papel de los padres es creer que dentro del útero el feto solo está en contacto con la madre. Lo cierto es que desde la semana 27 de gestación el feto puede reconocer la voz del padre, lo cual contribuye a la vinculación.
Según el psicólogo Ezequiel Meilij, las teorías psicodinámicas hablan acerca de las relaciones diádicas (entre dos, del niño con su madre) y las triádicas (de tres, incluyendo al padre), y explican que la madre enseña al infante a ordenar, organizar y estructurar su mundo interior, mientras que el padre le enseña a ordenar y organizar su mundo exterior. Además, agrega, el hombre cumple la función de “poner límites entre el infante y la madre, a separarlos de manera sana, de cierta manera enseñando al infante a incluir y tolerar a terceros en su vida”.
En este sentido, numerosos estudios en los campos de las neurociencias, psicología, neurobiología y desarrollo infantil respaldan que el desarrollo del apego sano y seguro durante los primeros años de vida entre padres e hijos estimula la salud física, mental y emocional de los individuos, indica el psicólogo Villavicencio. Así mismo, ello promueve el desarrollo de personas “más seguras, con mayor y mejor capacidad de vincularse, estimula la curiosidad acerca de la mente del otro, sus motivaciones y estados afectivos, desarrolla el sentido de independencia, creatividad, la capacidad de autorregularse emocionalmente y manejar la frustración”.
A la Asamblea Nacional ha llegado el proyecto de ley N. 476 que propone otorgar una licencia de paternidad a todos los trabajadores de Panamá para que gocen de cinco días hábiles una vez su pareja haya dado a luz.