Ocho millones de toneladas de basura plástica llegan a los océanos cada año. Botellas de agua, jugos, sodas, bebidas hidratantes o de productos de limpieza y sus respectivas tapas, anillos plásticos de six pack, así como bolsas, juguetes, utensilios desechables de cocina, redes de pesca... la lista es extensa.
De continuar esta tendencia, se estima que para el año 2050 habrá más plástico que peces en los océanos.
Cada año, los desechos de plástico matan alrededor de un millón de aves y unos 100 mil mamíferos marinos, como las ballenas, que los consumen. Otros animales, incluyendo las tortugas marinas, también comen plástico o mueren enredados en ellos.
La contaminación por plásticos ya está presente en todos los fondos marinos, incluso en el Ártico. Un estudio publicado en abril pasado en Science Advances (Andrés Cózar, et al.) encontró que el océano Ártico es una suerte de “callejón sin salida” para el plástico.
La investigación que hizo una expedición a bordo de la embarcación Tara a finales de 2013 estimó que unos 300 mil millones de piezas plásticas flotan en las aguas del Ártico y su nivel de deterioro sugiere que son viejas y que se originan en fuentes distantes.
Al pasar el tiempo, el plástico depositado en el mar se va degradando en pedazos más pequeños, pero que persisten durante muchos años.
Estas partículas pueden estar flotando o depositarse en los fondos marinos, fangales y otros ecosistemas costeros donde pueden ser absorbidos por los organismos que en ellos habitan.
Según las Naciones Unidas, al menos 51 mil millones de microplásticos llegan a los océanos.
Estas micropartículas llegan a la cadena alimenticia. En la Conferencia de Naciones Unidas sobre los Océanos, celebrada en junio de este año, se establecieron cientos de compromisos voluntarios para eliminar la contaminación por plásticos que se arrojan al mar y microplásticos usados en productos cosméticos.
PLÁSTICOS Y CADENA ALIMENTICIA
¿Alguna vez leyó los ingredientes de su exfoliante corporal con microesferas? Pues, otra manera en la cual llegan partículas de plástico a los océanos es a través del uso de productos de tocador (geles de baño, exfoliantes), cuya composición incluye micropartículas de plástico, que son pequeñas pelotitas de polietileno molido u otros compuestos derivados del petróleo, como polipropileno y poliestireno.
Debido a su tamaño, usualmente menor de 5 mm, estas se van por el drenaje y contaminan el ambiente.
Las prendas de vestir elaboradas con telas sintéticas también liberan microplásticos cuando se lavan.
En la Conferencia de Naciones Unidas sobre los Océanos, celebrada en junio pasado, los participantes se comprometieron a prohibir los microplásticos en productos para exfoliar en los próximos cinco años.
Además, más de un millón de personas firmaron una petición para eliminar el plástico desechable en el mundo. El documento fue presentado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y más de 20 países se unieron a esta iniciativa.
CONEXIONES
Los microplásticos tienen un impacto sobre el ciclo bacteriano y la cadena trófica, menciona Arturo Dominici, biólogo marino de formación y actual director de resiliencia de la Alcaldía de Panamá.
Las partículas de plástico se mezclan con la materia orgánica de la cual se alimentan muchos organismos y puede afectar los ciclos biológicos, porque al final, el plástico proviene del petróleo, añade.
Los fangales, por ejemplo, son depósitos de materia orgánica de los ríos y mares, y son hábitat para diversos animales.
Los compuestos de petróleo pueden tener un impacto sobre el metabolismo de los organismos que absorben los químicos y, dependiendo de la reacción metabólica, podría ser negativo comerlos. “Eso se está estudiando de manera reciente”, señala Dominici.
Hace unos años, un estudio de la Universidad de Plymouth (Inglaterra), señalaba que los plásticos, ya sea en forma de pellets, en pedazos o microfragmentos, contienen compuestos orgánicos, algunos de los cuales son añadidos en su manufactura y otros, absorbidos del entorno.
Algunos animales pueden comer estas partículas con químicos orgánicos o se pueden depositar en los fondos del mar. Los químicos contenidos en la basura plástica pueden penetrar las células e interactuar con moléculas importantes, y afectar el sistema endocrino, sobre todo las hormonas, planteaba este trabajo.
Un estudio reciente (Pedro M. Lourenço, et. al) que analizó los plásticos y microfibras en sedimentos, macroinvertebrados y aves costeras en humedales de Europa y África, encontró que había microfibras en una gran proporción de las muestras de sedimentos (91%), macroinvertebrados (60%) y heces de aves costeras (49%).
Según detalla el resumen disponible online, el 52% de estas microfibras correspondían a polímeros sintéticos (plásticos) y las aves ingieren estas microfibras principalmente al comer sus presas, lo que confirma la transferencia de microfibras a través de la cadena alimenticia.
Los investigadores relacionaron la concentración de microfibras en los sedimentos y en los bivalvos con la población cercana, y sugieren que la hidrodinámica y las aguas residuales domésticas son los principales factores que influyen en la distribución de microfibras.
EL ROL DEL CONSUMIDOR
Los océanos cubren más del 70% de la superficie del planeta y producen más de la mitad del oxígeno de la atmósfera a través del fitoplancton y algas, como parte del proceso de fotosíntesis.
“Si se detiene o se afecta la fotosíntesis, se afecta la vida en el planeta”, sostiene Martín Caballero, investigador de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. “La contaminación marina que afecta la flora y fauna debe ser enfrentada con nuevas políticas y tecnologías limpias”, añade.
Dominici concluye que la resiliencia de las comunidades y sociedades aumenta cuando se toman medidas para garantizar su salud, como el consumo saludable.
“Mientras más conocimientos tenga la población y haya un mejor manejo de lo que nos pueda causar daño, como los desechos sólidos, la población mejora su capacidad de enfrentar enfermedades y otros problemas, y escoge productos más saludables y amigables con el ambiente”.