A partir del conocimiento del genoma humano se han dado muchos avances, por ejemplo, se ha aprendido cómo ciertos genes tienen mayor relación con algunas enfermedades o están asociados a la resistencia a medicamentos. También, cómo ciertos genes tienen relación con algunos grupos étnicos.
“El conocimiento del genoma humano y de genes específicos que nos diferencian unos de otros nos ha permitido conocer de dónde venimos, cómo estamos constituidos, a qué enfermedades somos más propensos y a qué medicamento vamos a responder mejor”, resume el Dr. Juan Miguel Pascale, subdirector del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (Icges).
En esa línea, en este instituto se han llevado a cabo estudios de genealogía y del genoma de microorganismos y su interrelación con el humano, entre otros.
Se ha estudiado el VIH, la hepatitis B y C y la constitución del antígeno leucocitario humano (HLA), en busca de susceptibilidad o resistencia.
Pascale explica que según su HLA, hay personas que tienen mayor resistencia al VIH, mientras que otros presentan un cuadro más severo, rápido y de mayor progresión.
Esta semana el Icges llevó a cabo la segunda jornada de presentación de datos preliminares de las investigaciones que se hacen en su Departamento de Genómica y Proteómica.
Se presentaron trabajos sobre los factores de riesgo asociados a la transmisión del VIH y otras infecciones de transmisión sexual, las hepatitis virales que coinfectan a personas VIH positivas y mutaciones genéticas.
Gloria González expuso sobre tres proyectos con artrópodos que contienen toxinas o alergenos que causan un impacto en la salud humana. “Su alcance es desconocido porque han sido poco estudiados, porque los accidentes con ellos ocurren en áreas alejadas con poco acceso a servicios de salud y a veces no se registran”, señaló.
Uno de estos proyectos es sobre los genes asociados a la toxicidad de los venenos de escorpiones Tityus pachyurus y Tityus cerroazul en Panamá, y otro sobre la protección de la respuesta inmune de una vacuna experimental.
Yaxelis Mendoza expuso algunos avances en el tema del HLA del panameño y mencionó un trabajo realizado también en la Caja de Seguro Social, con donantes de órganos, y otro por parte de investigadores de México.
“En Panamá ya hay cierto nivel de datos en humanos, con donantes y sujetos con patología específica”, destacó Pascale.
El HLA es un sistema que involucra moléculas que intervienen en la respuesta inmunitaria del cuerpo, por eso es importante para el desarrollo de vacunas.
Una población con una alta similaridad genética tiene menos beneficio para la evolución cuando hay plagas, detalla Pascale.
Por ejemplo, añade, en el grupo nórdico (Islandia, Noruega, Finlandia, Dinamarca) es más prevalente una mutación en un correceptor llamado CCR5 (la mutación Delta 32).
“La gente que es homocigota de esa mutación es resistente al VIH. Esa mutación fue una presión durante la Edad Media, pues también le daba resistencia a la peste. Pero estas personas son más susceptibles a la infección por el virus del oeste del Nilo. Es decir, por un lado la mutación los beneficia contra un virus, pero los hace susceptibles a otra infección o que la presenten en una forma más grave”.
PLANES
A futuro, destaca Pascales, hay planes para incorporar una nueva línea de investigación en el Icges, para hacer trabajos utilizando la reciente herramienta de edición de genes CRISPR- Cas.
Ya se está habilitando un laboratorio para acoger a nuevos investigadores que han llegado a la institución, entre ellos, una científica que hizo su doctorado en Taiwán, trabajando con células madre, y que espera trabajar en Panamá usando modelos celulares, induciendo o modificando patologías.
Recientemente, el instituto adquirió un secuenciador de última generación y a través de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación se consiguió un “súper citómetro” de flujo, herramientas que permitirán continuar con los estudios a nivel de inmunología en la parte celular y de genoma.