La Comisión Ballenera Internacional (CBI) impuso hace unos días un control más estricto a la caza de ballenas por parte de Japón y preconizó medidas urgentes para salvar a las vaquitas marinas, pequeño cetáceo del que quedan apenas 59 ejemplares en el mundo.
La moción urgente propuesta por Estados Unidos se adoptó por consenso y respondió al dramático llamamiento de ambientalistas para salvar a este animal que vive en el Golfo de California y cuya población pasó del centenar hace dos años a apenas más de la mitad.
La vaquita, como llaman en México a la Phocoena sinus, es la más pequeña de las marsopas, género similar a los delfines, pero con hocico más corto y cuerpo más redondeado. Son grises con ojeras y labios más oscuros y crecen hasta alcanzar unos 55 kilogramos de peso y en torno a 1.5 metros de largo. Fueron declaradas como “críticamente amenazadas” por la IUCN, organismo que mantiene una “Lista Roja” de especies animales amenazadas.
Se ahogan al quedar atrapadas en las redes verticales destinadas a la captura de peces sin poder subir a la superficie para respirar. Esas redes se utilizan para pescar ilegalmente totoabas, cuyas vejigas natatorias son apreciadas en China por sus presuntas virtudes medicinales.
En su reunión celebrada en Portoroz, Eslovenia, la CBI indicó que “solo una prohibición permanente, completa y efectiva” de ese tipo de redes evitará la extinción de las vaquitas.