Facebook, Google y Twitter han aumentado los esfuerzos contra la propaganda y reclutamiento de militantes islámicos a través de internet, pero lo hacen discretamente para evitar la impresión de que están ayudando a las autoridades a vigilar la web.
El viernes, Facebook Inc., dijo que eliminó un perfil que cree era de Tashfeen Malik, acusada de asesinar junto a su marido a 14 personas en San Bernardino, California, que el FBI investiga como un “acto de terrorismo”.
Un día antes, el primer ministro francés y funcionarios de la Comisión Europea se reunieron en forma separada con Facebook, Google, Twitter Inc., y otras firmas para exigir acciones más rápidas ante lo que la comisión llamó“incitación al terrorismo online y discurso que promueve el odio”.
Las empresas de internet describieron sus políticas como directas: prohíben cierto tipo de contenido de acuerdo con sus propios términos de servicio y requieren de órdenes judiciales para retirar o bloquear cualquier cosa más allá de eso.
Cualquier persona puede reportar o advertir sobre contenido para su revisión y posible remoción. Pero la verdad es mucho más sutil. Según exempleados, a Facebook, Google y Twitter les preocupa que si hablan sobre su nivel de cooperación con agencias occidentales para el cumplimiento de la ley, enfrentarán exigencias similares de otros países.
También les preocupa que los consumidores las consideren como herramientas del gobierno.