Además del nuevo campus Gorgas que se construirá en la ciudad de Panamá, el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (Icges) también ha levantado un pequeño laboratorio en Darién, con unos contenedores que le permite a científicos de la institución tomar muestras y guardarlas, para evaluar luego si hay presencia de encefalitis o fiebre amarilla.
“Es un laboratorio intermedio y le sirve al área porque, si hubiera una epidemia, se podrían hacer pruebas allá como PCR de manera itinerante o momentánea”, señala el Dr. Néstor Sosa, director del Icges.
Este año también se licitó y se adjudicó el centro de enfermedades zoonóticas en Divisa, provincia de Herrera, que tiene arriba de 15 contenedores conectados, con laboratorio y salón de reuniones.
“Es un pequeño ‘Gorgacito’ que está en un terreno del Instituto de Mercadeo Agropecuario y está vinculado con el Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA). Va a estar funcionalmente conectado con las actividades de formación que hace el MIDA en esa área y la extensión universitaria”, detalla Sosa.
“Creo que a finales de este año debemos tener las dos extensiones funcionando”.
CONGRESO
A corto plazo, el Icges se prepara para efectuar su congreso anual, que este año tiene como lema: “Medicina en los trópicos: más allá de las enfermedades transmisibles”, y que se llevará a cabo el 17 y 18 de agosto próximo, con motivo de su aniversario número 89. Vendrán expositores invitados de Brasil y Argentina.
El programa abarca temas como fiebre amarilla y otros arbovirus, vigilancia entomovirológica, las enfermedades no transmisibles, un sinergismo multifactorial; parasitología de enfermedades tropicales y resistencia bacteriana.
La innovación es que se hablará no solo de enfermedades tropicales, sino también de enfermedades no transmisibles y las sindemias, que son una combinación de diversas epidemias que, juntas, se alimentan mutuamente. Por ejemplo, la obesidad, que produce hipertensión, diabetes, etc., explica Sosa.
“En la tarde habrá talleres, hay uno de cómo lidiar con envenenamientos por animales ponzoñosos como culebras, gusanos, etc. y un taller para identificar mosquitos (Aedes aegypti y Aedes albopictus, principales vectores urbanos) para la gente que trabaja en salud”.
Adicionalmente, habrá un pequeño taller de análisis crítico de literatura científica, que abordará el método estadístico, si la muestra fue apropiada, etc.
OTROS PROYECTOS
En septiembre, si se obtienen los debidos permisos, el Icges participará en un estudio multicéntrico, que también se hará en Estados Unidos y Puerto Rico, para probar una vacuna contra el virus del zika.
Para 2018 se tiene programada la Encuesta Nacional de Salud de Panamá, en la cual se encuestará a unos 44 mil sujetos de todo el país. “Este año estamos preparando las encuestas y capacitando al personal con uso de tablets”, dice Sosa.
También se siguen estudiando algunos aspectos del zika, como la duración de la excreción del virus en saliva y en orina, y las consecuencias en niños, mediante pruebas psicológicas que se están haciendo en Panamá y El Salvador.
Sosa no descarta que, cuando se haya desarrollado lo suficiente en el tema de enfermedades no transmisibles y crónicas, se podría abrir una línea de investigación para mejorar el sistema de salud. “Eso puede aportar herramientas para la toma de decisiones”, apunta.
“Hemos estudiado, por ejemplo, el impacto del impuesto en el tabaco para ver cómo una medida financiera impacta la salud, baja el consumo y las enfermedades asociadas. Son cosas que la ciencia puede estudiar para dar evidencia y planear estrategias”.
También se podrían hacer estudios de violencia.
“Me parece que hace falta estudiar los sistemas de salud. En Panamá vemos problemas como la mora quirúrgica, no hay medicamentos, etc., todo eso se estudia científicamente, los procesos de compra, cómo hacer más eficiente el sistema de salud, etc. A veces lo vemos solo como un problema político o de una persona, pero esto se estudia como una ciencia”.
