El alacranismo es un fenómeno mundial. En Norteamérica, las especies de alacranes del género Centruroides son las más tóxicas y se encuentran hasta el norte de Sudamérica, en Venezuela, Colombia, Perú y Ecuador. En Centroamérica, las del género Tityus son las más tóxicas y se distribuyen entre Costa Rica y Sudamérica.
Panamá se encuentra en un espacio de transición entre los alacranes de estos dos géneros.
Por otro lado, este año, la Organización Mundial de la Salud incluyó el envenenamiento por mordeduras de serpiente entre las enfermedades tropicales desatendidas.
Esto, a juicio de la profesora Hildaura Acosta de Patiño, del Centro de Información e Investigación de Medicamentos y Tóxicos (Cimet) de la Universidad de Panamá (UP), ayudará a generar más visibilización del problema, apoyo de los gobiernos y de diversos donantes para la investigación de antivenenos y acciones para prevenir los accidentes.
Actualmente Panamá ya tiene un veneno patrón de serpiente para los controles de calidad de los antivenenos que puedan llegar al país.
A nivel regional, hay grupos de investigadores que estudian las toxinas de los venenos porque pueden tener proteínas diferentes, y en distintas concentraciones, que hacen que un veneno sea más tóxico que otro, o que tenga efectos distintos en insectos o mamíferos (incluyendo humanos) y es fundamental conocerlo para crear los antivenenos.
En el caso de la serpiente Bothrops asper, también conocida como equis, su veneno contiene diversas familias de proteínas (fosfolipasas, metaloproteinasas, etc.), que causan los efectos tóxicos coagulantes, hemorrágicos, hemolíticos, desfibrinantes, edematizantes y letales.
Además, pueden haber variaciones geográficas de los venenos y esto es importante si se trata de crear antivenenos polivalentes.
JORNADA DE CONOCIMIENTO
Esta semana, en la UP se desarrolló una jornada de toxinología, en la cual participaron representantes de la Facultad de Medicina de la UP, del Instituto de Biotecnología (IBT) de la Universidad Autónoma de México y del Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica.
El Dr. Gerardo Corzo habló sobre el alacranismo en Latinoamérica y el rol del IBT en el desarrollo de antivenenos. Explicó, por ejemplo, que hoy día se pueden producir mediante la técnica de proteínas recombinantes.
Normalmente se usa un veneno natural extraído del alacrán y se le administra a caballos para que produzcan los anticuerpos que sirven para hacer el antiveneno.
Las proteínas de los animales pueden ser producidas en sistemas in vitro. Así, con la técnica de proteína recombinante, se clona la proteína en plásmidos, que son fragmentos de ADN de bacterias modificados para que expresen la proteína de interés. Luego se fermenta y purifica la proteína antes de administrarla a los caballos.
Se espera que estas proteínas recombinantes produzcan menos alergias.
No obstante, añadió Corzo, la producción de inmunógenos recombinantes debe tener ciertas consideraciones. “Por ejemplo, el antiveneno resultante debe tener una potencia neutralizante y un perfil terapéutico igual al antiveneno que se obtiene de veneno natural”.
Por su parte, el Dr. Bruno Lomonte, de Costa Rica, se refirió a las investigaciones que se realizan en el Insituto Clodomiro Picado, destacando el interés que se ha profundizado sobre las toxinas que dañan los tejidos.
La proteómica permite conocer los componentes de un veneno y hacer una especie de “catálogo” que contiene la “receta” de ese veneno.
Los científicos también analizan las proteínas contenidas en los venenos de forma cuantitativa, lo cual permite interpretar o predecir qué efecto podría causar un veneno.
En el evento se presentaron detalles de algunas publicaciones, y la profesora de Patiño mencionó que hay nuevos retos en Panamá, entre ellos, las picaduras de arañas y el envenenamiento por orugas y otros animales ponzoñosos.
“También hay pacientes que son afectados por abejas africanizadas, toxinas de animales marinos, etc.”.
Estos retos demandan mayor educación, capacitación al personal de salud y en las comunidades, disponibilidad de recursos y continuar con las investigaciones y la colaboración internacional.